lunes, 28 de septiembre de 2009

UNA PROPUESTA DE ESPERANZA AGUIRRE

Sobre la tarima y el saludo de pie

Hasta aquí, en este mi rincón recoleto y silencioso, me llegan las carcajadas de todos los alumnos de este nuestro país, ante la original y maravillosa propuesta de la original y maravillosa Esperanza Aguirre. Propone la presidenta de la Comunidad de Madrid que los educadores impartan sus clases sobre una tarima y los alumnos les saluden de pie, y ya está, no le den más vueltas, las clases serán una balsa de aceite, un taller abierto a la creatividad y a la participación más activa, el respeto de unos y otros, del profesor a los alumnos y de éste a aquéllos, desde el inicio de la clase al final, todos estarán la mar de motivados, encandilados ante las sabias lecciones del profesor impartidas desde las alturas, el ojo avizor, cual triángulo divino, velará por los Abeles y si algunos Caínes se desmandan pensando única y exclusivamente en el botellón la espada flamígera caerá infalible sobre su cabeza y serán expulsados al frío oscuro del pasillo donde rechinarán sus dientes por toda la eternidad del curso.
Pero dejémonos de cuchufletas, abandonemos las genialidades de esta sin par presidenta y forcemos la mente para tratar desde la razón y una pequeña dosis de lucidez el problema de la enseñanza, los alumnos y el profesorado:
El problema es serio, porque nos estamos jugando el presente y el futuro de muchas generaciones, y difícil, por lo tanto las salidas de pata de banco dejémoslas aparcadas y mejor abandonadas.
El colegio, de entrada, no es una isla, es un lugar en donde abundan los conflictos, naturalmente, ¿cuándo no los hubo?, y en la actualidad con casos de agresividad y violencia, lo cual es grave, pero si queremos hablar de educación y de ir al fondo de los problemas que arrastra debemos hacerlo desde una visión sistémica, porque se educa en casa (si los padres están al cabo de la calle y sin la menor comunicación con sus hijos no están poniendo los puntos sobre las íes y sí haciendo grave dejación de sus responsabilidades); en la calle (haciendo que la calle sea para todos, habitable, educadora, gratificante y no un salpicadero de insultos); desde la televisión y el resto de los medios de comunicación (convirtiéndose más en espacios culturales, formativos, informativos, entretenidos que en espacios basura donde predominan las voces propias de gallineros y la violencia como alimento cotidiano); desde las iglesias (cuando se limitan a su mundo que no es el mundo de la política y desde el máximo respeto a quienes no creen lo que ellas predican) y principalmente con el ejemplo, empezando por los padres, los mayores, los docentes (éstos preparando las clases, olvidando los apuntes amarillos y colocándose a la altura de los alumnos para entenderlos mejor y motivarlos más); los gobernantes (cuando los malos hábitos están a la orden del día, la corrupción llama a la puerta y se mira a otro lado, el único argumento va en la línea de “y tú más” y los intereses del partido se ponen por encima de los de todos los ciudadanos no se está dando el mejor de los ejemplos ni aportando el más deseable caldo de cultivo para el buen gobierno de la ciudad y de los pueblos); los jueces (cuando el sentido común va en dirección opuesta a sus sentencias se hace poco digerible la justicia y el espejo donde mirarnos todos se hace mil añicos)… y así sucesivamente. Lo que quiere decir que todo ello es un espejo en donde se miran nuestros adolescentes y nuestros jóvenes y queriendo o sin querer trasladan a sus vidas los mismos comportamientos, lo contrario sería pedir milagros y peras al olmo y lo insensato mirar para otro lado diciendo ¿dónde aprenderán estos modales?
Con ello quiero decir que cada palo aguante su vela, aquí todos somos responsables (no somos islas), y que no se piense que desde esta visión se descarga la responsabilidad individual o de los propios colectivos, por ejemplo, el lamentable y bochornoso suceso de los adolescentes de Pozuelo de Alarcón y todos aquellos que cuando organizan el botellón pierden todos los papeles y se pasan doscientos pueblos si hablamos de educación, civismo, saber estar, saber comportarse, saber divertirse… porque ellos son los primeros culpables y los primeros responsables. Pero a renglón seguido toda la sociedad deberá preguntarse que ésta pasando, por qué pasa lo que pasa: en algunos casos, con algunos jóvenes, porque no todos van en el mismo barco, y qué medidas tomar desde abajo hasta arriba y desde el primero hasta el último.
“Todo profesor tiene el poder que le confiere su cargo, pero la autoridad frente a sus alumnos debe ganársela día a día con su actuación adulta, imparcial, equilibrada. Imponiendo los límites que sus alumnos necesitan, con la adecuada flexibilidad y mostrándoles s aprecio y confianza”, ha escrito sabiamente Joan M. Girona, Profesor de Secundaria
¿Ponemos tarimas en las clases y nos ponemos de pie cuando entra el profesor? Venga ya, un poco de seriedad y una mayor dosis de lucidez Sra. Presidenta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuestión de madera, señora presidenta? ¿Volvemos a la época del tuto y la vara de mimbre encima? No señora Aguirre, respeto señora aguirre y, ¿sabe donde se pueden fijar nuestros jóvenes? en el congreso de diputados. Allí es uno de los espejos en el que NO deberían mirarse nuestros jóvenes.
La mejor universidad para enseñar educación y respeto es la familia. Los profesores, dentro del respeto,a enseñar, y los alumnos, dentro del respeto, a aprender. la autoridad ante los delincuentes.
La justicia sin amiguísimos.

jubilación viene de júbilo dijo...

Completamente de acuerdo.