lunes, 3 de agosto de 2009

ESA CHICA LLAMADA BEBE


Me gustaron las canciones de su primer disco Pafuera Telarañas, aunque no tanto el encumbramiento de esta sociedad que todo lo quema en fuegos de artificio y ruido ensordecedor, así como la persecución de los medios que vino después. Por todo lo cual, esta chica, que ha demostrado ser inteligente, no se sintió cómoda en el éxito y decidió desaparecer con muy buen criterio, saborear la libertad a la sombra de los pinos, lejos del mundanal ruido y de los focos de la tontuna y la fama. Y aunque tentada de mandarlo todo al garete se dijo: “esto a mí no me va a poder”. Y ha vuelto, a cantar desde el silencio, la naturaleza, la sierra de Madrid, la intimidad, la concentración y sin sentirse ni creerse superestrella, sino creyendo el nuevo trabajo que ahora ha emprendido. Estupendos avales para ir por la vida. Habrá que oír sus nuevas canciones.

¡Ay, la fama mal digerida y los millones que tanto el mundo ansía, sin pararse a pensar si todo ello merece tanto-tanto la pena! Hace unos días salió el tema de nuevo y nos quedamos una amiga del grupo y yo solos diciendo que no, que no queremos que nos toquen esos millones desorbitados, como a esa joven mallorquina de 25 años que hace unas semanas le han tocado, quizá el premio más monumental de lotería que jamás se ha entregado en Europa, 126 millones de euros. Lo comenta Rosa Montero y alarga la reflexión echando mano a la estadística: parece ser que al cabo de unos años, comenta la escritora, hay una rara abundancia de depresiones clínicas, suicidios, escándalos y rupturas familiares. Y da el testimonio de alguien que ella conoció: era un buen profesional, y fue ¿agraciado? con la lotería de la suerte de manera sustanciosa. Pues bien, se trasladó a una playa famosa al darse la buena vida y al cabo de 10 años, 10, volvió a Madrid, deprimido, divorciado, refunfuñón, avejentado y completamente fuera de lugar. ¡Demasiados cambios si se cambia de estilo de vida, de ambiente, de amigos y hasta de cónyuge, porque puestos, lo primero que hacen muchos, dice Rosa Montero apoyándose en los analistas, es cambiar también de pareja.

Esta misma semana toda la prensa habla del caso de esa mujer escocesa, Susan Boyle, de mediana edad, poca agraciada de aspecto, pero con una hermosa voz, que ha saltado a la fama de forma meteórica merced a la tele y a Internet y, al quedar segunda en un concurso, ha sufrido un grave traspiés mental y ha sido ingresada en un psiquiátrico.

No, no es fácil digerir tantos millones y tanta altura estrellar, yo diría que muy difícil y al borde de lo imposible, y como dice Punset en su libro El viaje a la felicidad, no hay atajos en ese camino. La felicidad, nos dirá, no está en el ocio pasivo, ni en el clásico “salud, dinero y amor”, sino “en aquello que concentra nuestra atención al máximo, aquello que saca todo nuestro talento, cualquier actividad que implique al máximo nuestros cinco sentidos y que nos implique plenamente”. Claro, claro, ese sí es el camino de la felicidad, lo demás son atajos falsos. Eso creemos mi amiga y yo, aunque en el debate nos quedáramos solos, ay.



1 comentario:

Xoán González dijo...

Angel, me encantaría que te arriesgaras (tras tu vuelta de los fiordos y de los soles de medianoche) a comentar alguna de las letras de las canciones del momento... Bebe sería un buen comienzo... ¿por qué parece cantar desde la nostalgia, desde la piel...? Me gusta la definición de felicidad de Punset... me la quedo.