martes, 13 de enero de 2009

LA CREATIVIDAD, EL MEJOR CAMINO HACIA LA FELICIDAD


Nada satisface más en la vida como tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro, que debe hacerse extensivo a cultivar el huerto, tocar la guitarra, cantar, bordar, cocinar un plato nuevo, dedicar parte de tu tiempo a los demás, dirigir un buen debate, moderar una tertulia en donde todos puedan hablar y a la vez escucharse…

Los neurólogos, esos científicos que están investigando tantas cosas de nuestro cerebro, han descubierto que cuando desarrollamos nuevos hábitos estamos abriendo nuevos caminos y recreando nuevas células que nos conducen por el buen camino de la felicidad. De forma que cuantas más cosas nuevas, más creativos nos volvemos. Por ello nada como aprender nuevas canciones, nuevas poesías, pasear por un sitio diferente, lógicamente no leer el mismo libro, olvidar hábitos ancestrales y ensayar con algunos totalmente diferentes. Lo decía como nadie nuestro poeta León Felipe: Ser en la vida romero, / romero solo que cruza siempre por caminos nuevos…/ Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, / pasar por todo una vez, una vez solo y ligero, / ligero, siempre ligero. / Que no se acostumbre el pie / a pisar el mismo suelo, / ni el tablado de la farsa, / ni la rosa de los templos, / para que nunca recemos / como el sacristán los rezos, / ni como el cómico viejo / digamos los versos.

Para ello lo primero que tenemos que hacer es acostumbrarnos a maravillarnos y dejarnos sorprender por lo nuevo, lo chocante, a veces provocativo y lo innovador y por encima de todo tener la mente abierta y despejada.

En el libro de la escritora estadounidense M. J. Ryan, Este año voy a… leemos que “a menos que sigamos aprendiendo cosas nuevas, lo cual desafía a nuestro cerebro a abrir nuevos caminos, éste empieza a atrofiarse literalmente, lo que podría desencadenar una demencia senil, alzheimer y otras enfermedades cerebrales”.
Esta autora recomienda practicar una técnica japonesa que insta a realizar mejoras diminutas pero continuas. “Los pequeños pasos, dice, no despiertan ni la lucha ni la huida, sino que mantienen el cerebro pensando, lo cual nos permite acceder a la creatividad y a la picardía”.

Hay que huir de la comodidad como de la peste siguiendo el pensamiento de estos investigadores que han observado que solemos pensar que los que piensan como nosotros son más inteligentes que los que piensan de manera diferente, lo que no siempre, lógicamente, es verdad, sino fruto de nuestra comodidad y de estar siempre mirándonos el ombligo.
Y debemos tener a raya la mente, cuando estamos despiertos, para que apenas se esté quieta y dormida, porque cuando dormimos, ya se encarga ella de estar soñando y tramando algo.
Ya lo sabes, si quieres caminar hacia la felicidad nada como ser creativos, estar despiertos y ensayar siempre cosas nuevas.

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