lunes, 6 de octubre de 2008

VIENDO PASAR LA VIDA, MIRANDO PASAR LOS TRENES


VIENDO PASAR LA VIDA, MIRANDO PASAR LOS TRENES

“Un formidable número de personas, hombres y mujeres, deambula por las calles y las avenidas españolas, llena las terrazas de los bares, pasea morosamente ante los escaparates, aviva el ritmo cogidos de la mano para prevenir los efectos de los nervios o del colesterol. Esta multitud de jubilados y prejubilados aumentado sin cesar va confirmando el panorama de la sociedad occidental y generando una espesa banda de ociosos que con mucha probabilidad han sido expulsados del trabajo sin mayor razón que ser mayores”. Vicente Verdú

Comentario:
Son dos temas diferentes que conviene deslindar:

Primero: el formidable número de personas deambulando de acá para allá sin meta alguna ni brújula orientadora (les veo todos los días, haciendo el vía crucis de los vinos por la mañana y, por la tarde, jugando la partida de mus o similar), debido al aumento vertiginoso de los años de vida por un lado y porque la jubilación les ha caído a muchos sin la preparación debida por el otro. Y claramente con un peligro añadido: generar una nutrida banda de ociosos, mirando la luna con la boca abierta o a los albañiles de las nuevas casas con las manos en los bolsillos, perdiendo miserablemente el tiempo o haciendo las mismas cosas mañana y tarde todos los días del año y no hay cuerpo y sobre todo espíritu que aguante tanta monotonía. Lastimosamente viendo pasar la vida, mirando pasar los trenes, cuando estaban (estábamos) llamados a ser actores y protagonistas de la vida y no sólo mirar sino dirigir los trenes.
Somos muchos. Es así, la sociedad envejece a un ritmo acelerado con sus secuelas preocupantes, pero en principio esto es lo que siempre hemos ansiado: vivir más y eso es lo que hemos conseguido. Y es un don. Es el gran regalo que la vida nos ofrece y es por ello por lo que resulta imprescindible y urgente aprender a envejecer y explotar esa riqueza social escondida en todas las personas mayores.

Segundo: Una sociedad lúcida e inteligente no puede permitirse el lujo de enviar a la jubilación a una gente con tanta capacidad y preparación por el mero hecho de tener 55, 65 ó 70 años. Tienen su sitio. Deben tener su espacio. Junto con otros muchos, no dejaré de repetirlo porque estoy convencido de ello: es a partir de los cincuenta y más cuando una inmensa mayoría da lo mejor de sí mismo. Y una sociedad que no lo respete, lo valore y cuide de ello es una sociedad, como mínimo, estúpida.
“La semana pasada llegó al festival de San Sebastián una señora, la más señora y la menos estrella, Meryl Streep, escribía ayer en EL PAÍS Elvira Lindo, y aseguró que había pensado retirarse antes de que la industria le diese la patada en el culo (como a tantas otras), pero que el cine ha vuelto a escribir papeles para señoras. Hay trabajos de los que se entiende que la gente esté deseando jubilarse, pero hay tantos otros en los que la jubilación supone un desprecio a la experiencia”, y sigue contando la escritora que al ir por la calle ve a señoras y señores como ella (en la flor de la vida), sentados en los bancos, con esa actitud contemplativa que tenían antes los viejos que pasaban así las tardes, en una actitud perruna, mirando sin muchas ganas el mundo de la gente de acción. Al principio, cuando empezó a ver a gente de su edad sentada de esa manera en la calle, pensó, lo normal, que estaban esperando el autobús, o a un amante o haciendo tiempo. Pero no. Y descubrió el misterio: son jubilados. Algunos de ellos son jubilados de Televisión Española. Andan por la cincuentena. Están cargados de experiencia. Y de los que ella tanto aprendió. Dice que no se atrevería a definirlo, yo sí, en principio, se trata de un despilfarro injusto por parte de una sociedad que valora lo superficial y lo banal por encima de todas las cosas.
¿No crees?

2 comentarios:

jubilación viene de júbilo dijo...

Como tengo poco tiempo -y estoy jubilada- leo dos o tres comentarios de una vez. Y no sabría decir por separado algo de cada uno. Detrás de todos hay vida, hay pregunta, hay ejemplo -positivo o negativo- hay alguien que se toma en serio esto de "ayudar a que vivamos vivos". Y eso sostiene mi esperanza en que es verdad la posible bondad del ser humano. Gracias, Ángel.
Como estoy sólo jubilada para el trabajo de esfuerzo he comenzado hoy unas prácticas en la Unidad de Día de la Asociación Enfermos de Alzheimer y tengo el corazón lleno de cascabeles.¡¿Cómo explicar que después y siempre, al lado de los "jubilados más jubilados", me siento más completa o "descompleta", que diría Ingrid Betancourt?. ¿Cómo no estar de acuerdo contigo en que buena parte de esta sociedad se apoya y basa en lo banal?.
Otra vez:Gracias.

¿No se puede cambiar el color del apartado "comentarios" para que se vea mejor y nos animemos más?. Es una sugerencia

jubilación viene de júbilo dijo...

Después de escribir lo anterior me pregunto si se entenderá esto de "tener cascabeles en el corazón" después de estar junto a los que hubieran deseado otra jubilación y quizá sirvan para aclarar unos versos de Juan Ramón Jiménez en su poesía "Andando":
"...Andando, andando
que quiero oír todo el llanto del camino que estoy cantando".

Así me siento yo: Ante un misterio que me supera pero frente al que se que sólo puedo escuchar y cantar que "nada se pierde".

"...que quiero oír todo el llanto del camino que voy cantando".