sábado, 3 de noviembre de 2007

La jubilación que viene

Del jubilado de hace sólo quince o veinte años al jubilado de hoy y de un futuro próximo hay una diferencia abismal en multitud de facetas. En relación con el consumo se dice: “El cambio es radical: antes se dejaba de consumir a cierta edad, pero los mayores de hoy tienen mejor salud, mejor educación y más poder adquisitivo; por ello ocupan buena parte de las mentes pensantes de las empresas”, Jorge Alavedra, vicepresidente de una agencia de publicidad.
Es cierto que un 29% de mayores españoles están en el umbral de la pobreza, pero hay un porcentaje elevado con la hipoteca pagada, los hijos fuera de casa, disponiendo de mucho tiempo libre y de un nivel económico digno. Disponen, digamos, de recursos y con ganas de disfrutar de la vida como nadie y como nunca.
Un dato más: El jefe de prensa de la mercedes dice que un comprador habitual de estos vehículos continúa siendo el recién jubilado: “Muchos jubilados, lo primero que hacen es venir y comprar ese Mercedes que no pudieron tener nunca porque debían afrontar otros gastos, los hijos, etc.”
Hace unos días me decía mi mujer esto mismo, que un compañero suyo de trabajo, a punto de jubilarse, tiene decidido en breve comprarse un Mercedes, precisamente, “porque será mi último coche acaso”, es la razón que le daba.
Amanda Mars, en un artículo de El País, de quien he tomado algunos datos, comenta que algunas mujeres no conducen ningún Mercedes, pero no se privan de luz en su casa, como el protagonista de la novela de Delibes “La hoja roja”, se compran ropa y cosméticos, salen todos los días de casa, van al gimnasio, a la casa de cultura, toman un café con las amigas y le dan en general un aire a la vida impensable hace quince o veinte años.
Y el sociólogo Enrique Gil Calvo, escribía recientemente, en su libro “El poder gris”: “Los viejos modernos, serán mucho más cultos y escolarizados, procedentes de las siguientes generaciones nacidas después de la guerra. Por ello cabe esperar que su actitud al envejecer ya no sea sumisa, retraída y pasiva, como sucede con la impotente vejez actual, sino hiperactiva, insumisa y activista, dispuesta a movilizarse para reivindicar mayor poder social”.
Pues bien, dentro de 25 ó 30 años, los jubilados de entonces, que hoy andan entre los 40 y los 50, tendrán el mismo tiempo libre que los de hoy, más cultura, indudablemente, posiblemente mejor nivel económico, más ganas incluso de seguir activos, cultivando mil aficiones y comprometidos con el entorno en una sociedad que les respeta y valora y dispuestos a no perderse ningún tren, baile, concierto, película, viaje, buen vino, libro que merezca la pena, nuevos amigos y las aventuras que el cuerpo aguante.

Cómo me gustaría vivir esa época que, indudablemente, será mejor, más culta, cultivada, sensible, tolerante, multicultural, comprometida y menos tonta, frívola, bélica, violenta, integrista… pero, ay, ya no será la mía, porque estaré cultivando malvas, que decían en mi pueblo, de los que se había ido al otro barrio, o agradeciendo el calor de una mano cálida por haberle alegrado la tarde a un viejo a punto de cascarlas.
¡Cómo me gustaría vivir esa época!
¿Qué digo? ¿O no la estoy viviendo ya?

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué hermoso texto, amigo!
Ojalá sea como dices.Y no gane la batalla la barbarie que acecha por cualquier horizonte.
gloria rivas.