Soy lo que escribo, naturalmente, aunque también puede ser verdad todo lo contrario, y hasta poder decidir que media verdad para cada uno, o no soy lo que escribo, porque vete a saber, pero lo que más claro está es que soy lo que tú sientes al leerme, aunque hay más, y tal vez lo más importante, que al leerme lo que estás haciendo más es ir a tus huertos, tus arrabales más queridos, acaso a bailar ese tango que te espera desde siglos, a tus playas de arenas movedizas y aguas cristalinas, a tus rincones predilectos donde estás más a gusto, divagando, pensando, recreándote en tus delirios, fantasías y lugares más comunes, más queridos, donde con mayor frecuencia van y vienen tus pensamientos, al hilo de las palabras de otros, añadiendo más personajes, otras historias y aventuras, diferentes finales..., porque los que escribimos no hacemos otra cosa que dejar abierta la puerta a la senda o la autopista libre para que tú camines y corras a tus anchas, pienses al calor, que te ha dado la escritura, si te lo ha dado, y a escribir en tu piel tu más fiel y verdadero relato. Pues al terminar un escrito y ponerle punto final, aunque nunca lleva punto final, y si lo pretende mala cosa es, porque sería como poner puertas al campo libre de cada lector, eres tú quien tiene todo el poder sobre cada palabra, su lectura, su interpretación, y el valor que quieras conceder al escrito.
Leer entre líneas, labor primordal de toda lectura interactiva quiere decir que descubres o intuyes aquello que no se explicita, pero que se deja caer, más lo que tú aportas desde tu creatividad bajo el murmullo de las palabras. Y pones al que escribe en su sitio, más aún, ser lo que tú piensas, puesto que tu desnudez manifestada consciente o incosncientemente en lo escrito le permite definir quién es el autor de esa madeja de palabras, sintagmas, párrafos y la totalidad de lo creado, descrito y narrado.
Comencé diciendo que soy lo que escribo para llegar a este punto final en el que mejor será decir que somos dos los autores-creadores de todo escrito: el escritor y el lector, uno dando lo que lleva dentro, el otro interpretando la letra muerta y resucitándola, dándole vida al sacarla del peso muerto en donde se hallaba, y por lo tanto siendo a la vez creador-autor en toda regla. Y si me dices gracias, debo agradecértelo doblemente, porque me reconoces y consideras y porque te reconozco y te considero creador al alargar mi discurso y enriquecerlo. No puedo estar más agradecido.
https://youtu.be/Freoui5VmW0?si=4_yFKlXtsHuCvWy9 Karmento - El amor y la esfera (Videoclip oficial)
https://youtu.be/6YG9rFERRC0?si=517WBlWqIPAVrBcY Karmento - La manchega en la azotea (Videoclip oficial)
No hay comentarios:
Publicar un comentario