domingo, 1 de agosto de 2021

LA RISA CONTAGIOSA

 


¿Qué se estarán contando, que se mueren de risa? ¿Quién contará a quién? Seguro que el mayor. ¿O quién sabe? Pudiera suceder que es la niña con las ocurrencias que los pequeños tienen, a veces, y cuando les sale de la boca se mean de risa y hacen que les suceda lo mismo a los mayores. Lo que sí sabemos es que la risa es contagiosa y basta que alguien a nuestro lado se ría a pulmón abierto para que nos desternillemos a su lado y le contagiemos con la nuestra.
No quisiera más que acompañar estas palabras mías, hilvanadas a mi aire, para alargar la risa y que llegue hasta donde quiera que estemos y sirva de espejo, porque solo desde la mera contemplación uno queda contagiado de bienestar. Y nunca olvidemos que es un don reservado de entre todos los animales del planeta tierra a solo los humanos. Algo debe de tener la risa de fina inteligencia, como para saber captar entre líneas una pirueta mordaz e irónica, que va más allá de la pura apariencia, que algo se esconde entre líneas, que retuerce hábilmente el discurso y fija la atención donde late en la oscuridad algún misterio, alguna maldad... Es saludable y sanadora, hace bien a todos los músculos del cuerpo y de alma, pero puede ser mortal y malévola, con un halo siniestro y retorcido de mucha ponzoña, que dan muchas ganas de alejarse porque lleva en esos casos demasiado veneno en los dientes.
Los estudiosos de la psicología, expertos en la risa, destacan algunos de los muchos beneficios: “La relajación, reduce la ansiedad y el estrés, alivia los síntomas de la depresión, distrae de preocupaciones y corta los pensamientos negativos, refuerza la autoestima, permite estrechar relaciones, aumentar la confianza y reforzar los sentimientos de pertenencia, proximidad, amistad y amor, ayuda a prevenir conflictos y hacen disminuir los niveles de agresividad...” Y algo insólito, que mientras reímos a carcajadas ponemos en funcionamiento un total de 400 músculos, lo que no está nada mal.
Reímos, sin embargo, poco, y deberíamos hacerlo y aprender de los adolescentes, esa etapa riquísima en risas y carcajadas, sin llegar a su nivel, porque tampoco vamos a reírnos a muerte con lo que nosotros ya no entendemos como ellos, o con el menor de los motivos debamos caernos de la risa más contagiosa y alargada, pero qué menos que al dar los buenos días, las gracias, saludarnos, lo acompañemos con una clara y abierta sonrisa, lo que tanto se agradece y llena el campo de buen rollo y hasta de hermosas amapolas.
No deberíamos alejarnos de estas palabras sin volver a detener unos instantes nuestra mirada en la imagen porque a buen seguro hará brotar de nuevo una sonrisa. Las risas del viejo y la niña son impagables. Haz la prueba y verás que no engaño ni exagero. Gracias.
Nota no tan al margen: Si quieres saber algo más de la risa, acaso te venga bien leer el formidable poema “Tu risa” de Neruda que comienza y termina así. “Quítame el pan, si quieres, / quítame el aire, pero / no me quites tu risa... pero tu risa nunca / porque me moriría”. Sí, la risa salva, nos salva, nos hace más felices, y por eso es tan imprescindible.
https://youtu.be/sQqO5YrKiHY KATICA ILLÉNYI - Bubamar

No hay comentarios: