jueves, 25 de febrero de 2021

DECIR NO A LA VIOLENCIA NO BASTA

 


La inmensa mayoría ha criticado duramente, yo también, la violencia callejera en Barcelona, Madrid y otras muchas ciudades españolas, pidiendo libertad para el rapero, “de cuyo nombre no quiero acordarme”, lo mismo que Elvira Lindo: convertirlo en héroe es un sindiós, y estoy de acuerdo con Víctor Lapuente, catedrático de Ciencia Política: “La mayor injusticia del mundo no justifica una patada a una papelera”. Nunca he entendido la violencia hacia los humanos, pero casi menos a los animales y hacia las cosas, la destrucción de las casas palestinas, el rayado a los coches que duermen pacíficamente en la calle..., pero después de las violencias callejeras, que me ponen los pelos de punta, habrá que hacerse, hay calmados, algunas preguntas elementales. La primera: ¿Por qué esta violencia, aquí, en Estados Unidos, París, Berlín, Londres, los países árabes... y en medio mundo más? ¿Por qué llega un momento de sinrazón y la olla explota así, de esta manera? ¿No habría que plantearse, tras la condena, sin tener que decir como Marhuenda, y otros, o yo mismo: que la policía sea contundente, qué les está pasando a los jóvenes, que nos está pasando a todos en una sociedad altamente enferma? ¿Podemos irnos a la cama tranquilamente condenando los hechos después de haberlos llamado gamberros, ladrones, macarras, vándalos, violentos, pura escoria...? ¿Qué hacer con una juventud que sigue a los 30 y muchos años viviendo con sus padres, sin fututo alguno que llevarse a sus vidas, a corto, medio y largo plazo? ¿Dónde poder desarrollar y emplear sus muchos conocimientos y másteres, los mejor preparados de la historia, se dice, sin tener que emigrar, Dios sabe dónde? ¿Si a los 30 y pocos no se tiene dinero para poder vivir con independencia de los padres y los abuelos, y alquilar un piso, o comprarlo con la carga de una hipoteca, cuándo? Si la situación que nos ha traído la crisis económica, agravada por la pandemia, hace que no se puedan plantear tener ni siquiera un solo hijo, ¿qué asco de vida les hemos dejado, nos deja el mercado, este neocapitalismo feroz de mierda? ... Y más y más y las que a raudales te vienen a la memoria, tras condenar la barbarie.
Estoy a años luz de esta violencia callejera, pero seguro que tomados de uno en uno y, tras llamarles lo que no está escrito, me cuentan su vida, lo contemplaría entonces muy de cerca y acaso guardaría un silencio largo y profundo, y quizá con un hilo débil en la voz le diría: ya, pero manifiéstate en silencio, en paz y no prendas fuego a nada y menos a un policía y, por favor, no conviertas en héroe a un rapero como este. No se lo merece. Ah, y deja la ira a un lado que no conduce a nada, solo a hacer daño y no solucionar las cosas que tienen arreglo por la vía de la paz, la crítica y la fuerza de la razón. Si fuera su padre, tendrán padres, ¿verdad? le hablaría más o menos así y, aun cuando su actitud la condenara y le haría entender que me parece repugnante, le seguiría queriendo con un cierto dolor.
https://youtu.be/N5RIfTn5WU0 One Moment In Time - Dana Winner. La letra no tiene desperdicio tampoco. “Cada día que vivo, / Quiero que sea / Un día para dar / Lo mejor de mí...”

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