Hace un montón de años que descubrí el poema de Khalil Gibran, poeta, filósofo y artista libanés, y desde entonces me ha seguido y perseguido y lo habré citado dos, tres y más de cuatro veces, pero ello no me ha bastado y hoy quiero detenerme en el poema íntegro, en cada palabra y pensamiento, para tomarlo como lección de vida en relación con mis dos hijas, deseando y esperando que le sirva a alguien más en su paternidad o maternidad:
deseosa de sí misma”.
Así de claro y categórico, sin rodeos, nuestros hijos (mis hijas en mi caso) no son nuestros, es el fluir de la vida que nos lleva y nos trae encantada de sí misma y de conocerse. Ellos son hijos de la vida a la que pertenecemos todos, pero no nuestros, por eso es el mayor de los disparates el de aquellos que se han atrevido a decir: “la maté porque era mía”, ¡estúpido, asesino! aprende de una vez que “ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera”, como canta Amancio Prada tomado del poema genial de Agustín García Calvo.
“No vienen de ti, / sino a través de ti, / y aunque estén contigo, / no te pertenecen”.
Hacemos de cauce-puente que, siendo tan poco, es mucho, y servimos de algo tan decisivo y único, pero no nos pertenecen, no son de nuestra propiedad para hacer y deshacer lo que se nos antoje, y ya sabes qué pasa con las cosas que decimos que son nuestras, pues lo mismo, por ello es una fantochada y una memez, como la de aquel señorito rico en tiempos de penuria y posguerra cuando en medio de la plaza sacó un billete de mil pesetas y lo quemó en presencia de sus convecinos alardeando de tener muchos más.
“Puedes darles tu amor, / pero no tus pensamientos, / pues ellos los tienen sus propios pensamientos”.
Puedes darles tu amor, qué menos, todo será poco, pero no intentar que piensen como tú porque ellos tienen el derecho inalienable de pensar por propia cuenta y personalísimo deseo.
“Puedes abrigar sus cuerpos, / pero no sus almas, / porque ellos / viven en la casa del mañana, / que no puedes visitar, / ni siquiera en sueños”.
Sé generoso abrigando y alimentando sus cuerpos y sus almas, pero sabiendo que estas viven en un futuro con el que ni siquiera puedes soñar y es inútil, la vida está hecha así, cada generación debe dar paso a la siguiente. Ellos son los protagonistas de sus proyectos de vida y sus decisiones les pertenecen.
“Puedes esforzarte en ser como ellos, / pero no procures / hacerles semejantes a ti, / porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer”.
Más aún, ellos son los grandes maestros y dueños del futuro que están tocando con las yemas de los dedos, y ese futuro ya no es de los padres, que ya no pueden alcanzar. Y reconoce que ellos, los hijos, pueden ser maestros, y lo son, en multitud de cuestiones y materias.
“Tú eres el arco del cual tus hijos, / como flechas vivas, / son lanzados. / Deja que la inclinación, / en tu mano de arquero, / sea para la felicidad”.
Los padres somos, en efecto, el arco que ayuda a que los hijos sean las flechas que recorren los nuevos cielos y las nuevas tierras, y nos queda con elegancia y grandeza de ánimo desear que lleguen más lejos que nosotros y que vivan en el reino de la felicidad, logrando encontrar su camino a la medida de sus sueños. Únicamente podemos y debemos decirles de todo corazón: Feliz viaje. Queda claro, ¿no?: Tus hijos no son tus hijos.
Nota no tan al margen: Hablemos de lo que hablemos no podemos callar sobre lo que están sufriendo los palestinos: “¿Por qué nos matan de hambre? ¿El mundo seguirá callado ante nuestra muerte lenta sin hacer nada real?” .
https://youtu.be/eGYt7rfGN6M?si=v1DnjfJsENTq5xVm Joan Manuel Serrat - Esos Locos Bajitos (Cover Audio)
No hay comentarios:
Publicar un comentario