Tan dado a las Ventanas Abiertas, que me traen y me llevan con inusitado placer, capto rápidamente cualquier onda que se acerque a mis oídos y enseguida me pongo a currar la página en blanco. Y lo titulo para empezar “La importancia de abrir ventanas”:
• Abrir ventanas al mar si lo tienes en frente, y si no, al de tus sueños, siempre trae aires nuevos, el horizonte lejano abierto al misterio y el mejor de los baños junto al fascinante juego con la arena de tu infancia.
• Abrir ventanas nada más levantarte para que te bese la brisa de la mañana y te diga: arriba, tienes todo el día por delante. Haz algo en él que merezca la pena.
• Abrir ventanas a la vida de los otros para que gustes de enhebrar la tuya con la de ellos en perfecta armonía y en sana convivencia olvidando y desterrando el mal rollo, “el hijo de puta” a toda hora y la indiferencia ante el dolor de los demás.
• Abrir ventanas como se abre un cuaderno por primera vez para comenzar a escribir la película de tus primeros años y de paso la de los siguientes, que hay mucho donde cortar y apuntalar en la memoria.
• Abrir ventanas para lanzarse al mundo de los sueños, los buenos deseos, los grandes proyectos y ponerse a toda prisa a trabajar que la vida es corta y se nos va echando leches.
• Abrir ventanas y dejar que entren los buenos aires de la mañana aún no contaminados y penetren en lo rincones más hondos de tu imaginación y tu voluntad y te lleven a esparcirlos por los lugares que recorras durante el día. En los buenos aires van incluidos las buenas maneras, los mejores humores, la empatía con todo hijo de vecino, sea quien sea y venga de donde venga y el deseo activo de un mundo menos cochambroso. Ya sabes lo que decía Albert Camus: “Cada generación, sin duda, se siente destinada a rehacer el mundo. La mía bien sabe, sin embargo, que no lo conseguirá. Pero su tarea quizá sea más grande. Consiste en impedir que el mundo no se deshaga”. Es lo mismo que pasa con la nuestra.
• Abrir ventanas para que entre -hay que seguir insistiendo- el dolor de la calle, de Gaza, de Ucrania y allá donde siguen las guerras, y el hambre, y estemos siempre dispuestos con nuestras virtudes que nos hacen más humanos: la piedad, la compasión y la solidaridad. Ah, y no callarse ante tanta barbarie.
• Abrir ventanas, que ya llegará la noche y será menester cerrarlas, para entonces abrir los sueños a mundos gozosamente insospechados, que te traen y te llevan por donde ordena el subconsciente, esperando y deseando que sean felices.
• Abrir ventanas para que en estos días terribles de agosto con fuegos tan virulentos se metan bien dentro las imágenes feroces del fuego, y no nos olvidemos ya más de la España vacía, vaciada y olvidada, de los bosques abandonados, ni de una mejor gestión y mayor visión y pactos de Estado.
https://youtu.be/aaOChwNPg5o?si=uYhbhxwCJaCbSQC3 Una noche de luna - La canción ucraniana más hermosa
2 comentarios:
Me gustan tus ventanas profe, yo abro alguna también. Me gusta mirar el mar, y me gusta la de Dalí porque me la pintó mi hermano Toño y yo en la época del corona virus, la envié a mis amigos, todos con una habanera. Hoy os la mando al grupo de clase. De vez en cuando te entra aire y hasta se cumple algún sueño. Un abrazo.
Muchas gracias, otro abrazo y que siga feliz el verano, aunque recordando a los que lo están pasando tan mal con los incendios.
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