sábado, 31 de mayo de 2025

UN SECARRAL EL MES DE MAYO

 



Quiero decir que, literal y literariamente, en lugar de un mes florido y hermoso se ha convertido, porque así ha querido la mala racha que a veces nos regala la vida, en un desierto pedregoso de dolor y malestar. Prácticamente no he escrito nada, durante quince días, y actualmente para mí es grave, porque es una de las actividades más placenteras y satisfactorias junto con la lectura. Y te da la tentación de contarlo todo, pero con buen criterio vences la tentación, pues al calor del dolor, los quebrantos y las mil tragedias acuden como moscas golosas y carroñeras, dejándonos invadir por lo más sombrío de la vida fecunda también en malas sombras. Así que lo mejor será decir resumiendo que no ha sido más que un percance más de los muchos que pueden invadirnos: una simple infección de orina con doce noches sin pegar ojo con fuertes dolores en las piernas y tras ir seis veces, 6, a Urgencias, suspenden el tratamiento de los antibióticos que ya habían hecho efecto, pero que te estaban machacando las noches contabilizadas hora tras hora en lenta cámara lenta y dolorida. Claro que si piensas en Gaza o Ucrania esto tuyo, mío, es como una gota de agua en el inmenso mar. Así que detenemos las quejas y las lanzamos a olvido y a otra cosa, por ejemplo, el contraste de la mirada poética del gran poeta y arquitecto catalán Joan Margarit sobre su hija con profundas discapacidades y las salvajadas del obispo emérito de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla, quien ha asegurado en una homilía en Alba de Tormes, que “los niños que nacen con discapacidad física, intelectual o psíquica son herencia del pecado y del desorden de la naturaleza”.
El poeta es de otra naturaleza más humana, paternal, amable, compasiva y amorosa y dice algo tan bello y profundo como:
“Los ojos de Joana hacen que sea
más llena aún de afecto nuestra vida
pero más desolada nuestra muerte.
... Duerme, Joana, duerme.
Y a poder ser no olvides
tus años en el nido
que dentro de nosotros has dejado.
Mientras envejecemos,
conservaremos todos los colores
que han brillado en tus ojos.
Duerme, Joana... aquí esperamos
Redondear estas piedras de dolor
para que cuanto fuiste sea música,
la música que llene nuestro invierno.
... echo de menos tus pequeñas manos,
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbrarnos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también habrá de
acostumbrarse.
... Tu calidez ha sido tan efímera.
Triste felicidad la de esta calma
mientras recuerdo
cuando tú y yo teníamos mañanas
que nos guardaban las miradas.
Tenía tanto miedo
a tener que dejarte sola un día.
...Veía en todas partes a Joana:
surgía en todas partes la mirada
del cuerpo contrahecho
donde aprendí qué era la belleza.
Y murió a los 30 años:
... Dicen que en un intento
de salvarse le dijo “te quiero” al cirujano”.
Y más, y más, y más... Qué distinta esa belleza, aceptación de la realidad con las palabras pedestres, miserables, ofensivas, inhumanas... de un obispo de nuestro tiempo, célibe, que de padre nada tiene y llamado a ser santo, santo Dios.
https://youtu.be/WnW6n2aviF4?si=__lRbCyrHHwIFZur Offenbach Les larmes de Jacqueline - Camille Thomas ONBA Diego Matheuz

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