sábado, 17 de mayo de 2025

ES ELLA...

 



Sí, claro está, es ella, para mí una de las más grandes, admirada y admirable, desde que viera “Los puentes de Madison”, o antes, por cómo es, cómo actúa y lo que piensa y dice. Ahí va esta muestra, con la que me quiero quedar un buen rato, ya sabes, a su sombra y bajo su luz, porque su luz sí que es alargada, convencido de que leer es crear:
Esto ha dicho recientemente, Meryl Streep: “He aprendido a no rogar atención, amor ni respeto. No quiero estar en la vida de nadie por obligación. Si debo explicar mi valor, si tengo que convencer a alguien de que me quiera, entonces ese no es mi lugar. La vida es demasiado corta para gastar energía en lo que no es mutuo. No temo envejecer; temo dejar de ser yo misma para complacer a otros. A estas alturas, elijo mi paz por encima de cualquier cosa.” Y desgranado, me suena así:
He aprendido a no rogar atención, porque si se van a quedar conmigo de tanto rogar, pedir e insistir, no me interesa. No hay nada mejor ni más glorioso, que alguien se quede contigo sin habérselo pedido.
... Amor, es demasiado hermoso cuanto te lo dan sin andar rogando como un pobre pordiosero, y cuando lo das generosamente sin que te anden rogando.
... Respeto, que brote en su mirada por lo valioso de sus ojos y el gozo de que se hayan posado un momento en mí y me consideren.
No quiero estar en la vida de nadie por obligación, quiero que corra el aire libre de la gratuidad y la espontaneidad. El inmenso valor de la amistad y del amor lo es cuando es absolutamente libre y gratuito.
Si debo explicar mi valor, si tengo que convencer a alguien de que me quiera, entonces ese no es mi lugar. Ni tener que explicar mi valor y mi curriculum, y menos convencer para que me quieran y valoren. Esos no son mi lugares y preferencias, paso de largo. En la preciosa balada del no y del sí Bertolt Brecht termina así: “Mas un día, un hermoso día azul / vino uno que no me rogó. / Y como no tenía dinero... / a él no le dije no.../ Ah, brilló la luna en la noche / y la barca a la orilla quedó. / No se podía ya decir no”. Exacto.
La vida es demasiado corta para gastar energía en lo que no es mutuo. Principio supremo de mi lucha contra el ego, no quiero perder el tiempo en ello cuando es tan hermoso y plural lo variado, el arco iris que brilla con todas fuerzas y todos sus colores en el nosotros. Que se vaya a hacer puñetas el yo, más yo, más yo, más yo, asomando siempre, insolente, el ego. No quiero el abrazo al aire, lo deseo largo y apretado, piel a favor de piel, corazón latiendo al unísono. Yo vibrando contigo y tú feliz de abrazarme.
No temo envejecer, a estas alturas de mi larga carrera ya es tarde para temer, ya estoy en ello y ha sido bello y espléndido vivirlo día a día, cumpleaños tras cumpleaños y brindando por la vida y con mi gente. Ah, y los últimos 40 años, por ahora, mucho mejores y más intensos. Y lo digo para que quede constancia.
A estas alturas, elijo mi paz por encima de cualquier cosa, a estas altísimas alturas elijo un poco de paz, una buena dosis de ternura, mucha solidaridad por parte de todos, el deseo de que nadie robe la luz del sol, ni la tierra de todos, la tierra de nadie, y que siempre esté la razón por encima de la sinrazón, la barbarie y la estupidez.

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