Yo no voy tan lejos, porque largo me lo fiáis, me queda más a mano mi final, y el tuyo, así que sí, que nos pille bailando en el caso incierto de que estuviéramos bailando, pero es seguro, o casi, que algo estaríamos haciendo, y en el caso de saberlo algo antes, no deberíamos por nada del mundo dejarlo, y qué menos de echar una mirada hacia atrás sin ira, y mejor con una sonrisa en los labios y en el corazón, para decir un adiós agradecido a todos quienes hicieron de nosotros lo que llegamos a ser.
Y ahora que hay tiempo, pasados los 70, los 80 y los 90 y más, deberíamos hilvanar un largo listado de personajes y momentos, de circunstancias benévolas y aconteceres dignos de subrayar y ser recordados, y no digamos si algunos fueron sublimes, que seguro que los hubo.
¿Te apetece que te eche una mano? Gracias por dejarme:
Hablando de personajes: los más nuestros, los más cercanos, a los que más debemos, familiares y maestros, amistades de infancia, juventud y edad madura, maestros y algún otro profesor que destacó, a los que adosamos alguna palabra muy suya que dijeran o que nos regalaran, porque iba dirigida especialmente a nosotros.
Si hablamos de momentos, cómo olvidarnos en esos instantes para la eternidad, si esta existiera, como el momento de nacer, que has recreado cuando ya tenías uso crítico de la razón bien trabajada; el primer día que fuiste a la escuela y saboreaste el primer recreo, el primer cuaderno y te enseñaron para siempre a leer, escribir y a ser hombre de provecho y madre coraje; aquel en el que vendimiabas de adolescente y descubriste las mieles del sexo cuando te hacían las chicas mayores que tú un lagarejo en tus mismísimas partes; pasamos del día de la Primera Comunión, si como a mí, se te pasó sin pena ni gloria, porque no llegó el momento del éxtasis del mejor día de tu vida, que todavía estás esperando sin esperanza alguna; aquel día que te pusieron en tus brazos a tu primera hija recién nacida, o hijo, que da igual; y aquellos días que fuiste de la montaña al mar y descubriste para siempre la belleza de las cosas que te han perseguido sin olvidarlas, no se pueden dejar de lado jamás los fiordos de Noruega; y si has sido gran lector, o simplemente lector a plazos, repasar en la memoria muchos de los libros que se quedaron como se quedan en el retrogusto los buenos vinos y los manjares exquisitos; y lo que hiciste ayer por la tarde que te hizo llorar de risa; sin olvidar esta larga jubilación que has vivido con una intensidad nunca intuida, olvidando los últimos años de una vejez, si vino torcida, en la que dependías de todo hasta para hacer pis en corral ajeno, y estabas deseando que pasara ya, porque para qué alargar lo que no es ni vida digna, ni Dios que se lo parezca.
Y ahora sí, echarle un dulce vistazo a los mejores bailes, a los más sabrosos y ralentizados besos y abrazos y risas compartidas y tardes de otoño, invierno, primavera y verano y mañanas y noches que nunca del todo se han olvidado porque dejaron buena marca en tu piel y en tu fondo de armario más querido.
Y ahora sí, que el final del mundo, y el nuestro, nos pille bailando, qué carajo, aunque no tenemos prisa. Feliz Año, mientras tanto.
https://youtu.be/CdyRWdm7Fno?si=99dlAZx8TMFkaZwp Marcha Radetzky | Concierto Navidad Valencina de la Concepción 2024
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