domingo, 21 de abril de 2024

HAMBRE DE PIEL

 


Todos nacemos, tras navegar en un mar en calma y lo más cálido de todos los mundos posibles, abiertos al llanto, ansiosos de la risa que es lo primero que se aprende, hechos de suavidad y carnes tiernas y el contacto con la piel de la madre como el mayor de los dulces sueños. La rigidez y el frío de la calle y la vida vendrán después al lado de la bronca, el insulto y el desprecio al otro frente a los días luminosos. Pero viendo los abrazos de esas imágenes, en distintos momentos, nos reconcilian con algunos de los más felices y hermosos de nuestra vida.
José María Esquirol, que ha escrito tres libros formidables de obligada lectura, en uno de ellos “La penúltima bondad”, hablando de los gestos de la generosidad, escribe:
“Los gestos amables tienen ya de entrada la virtud de excluir sus opuestos: El abrazo aleja el temor; la mano abierta, el odio; el movimiento de hombros, el fanatismo; el masaje, el dolor; las caricias, el llanto; el arqueo de las cejas, aleja el mal humor y abre la simpatía; la sonrisa endulza el aire que se respira; la humildad en la mirada deja hablar al otro”. En verdad estamos hechos y llenos de gestos y con hambre de ellos a lo largo de la vida.
La neurociencia explica por qué tenemos «hambre de piel» y por qué necesitamos abrazos y risas compartidas. Y ha demostrado que para los mamíferos sociales el contacto es tan importante como la luz del sol, por lo que la distancia social está provocando pequeñas transgresiones y repercusiones físicas de distinto alcance. “Tenemos neuronas en espejo que se activan cuando estamos en contacto con los demás”.
Tocar la piel de los otros que nos da calor y nos ayuda a estar más sanos y ser más felices. Todos los animales de sangre caliente necesitan tocar y ser tocados, sienten hambre en la piel y hambre de piel y si no se calma produce un desarrollo más lento del normal, menos inteligencia y trastornos de conducta. ¿Lo sabías?
Lo hemos entendido perfectamente en la actualidad y se ha creado un espléndido hábito, muy practicado entre la gente joven, al saludarse y abrazarse sin dejar de frotar la espalda y los brazos y alargar las caricias, sabedores desde la propia intuición que eso le viene bien al alma, al cuerpo y a todo el territorio de los sentimientos. Se ha hecho viral y produce enorme alegría, se nota, se palpa, se contagia y se va extendiendo por fortuna entre los adultos y personas mayores.
Algo así venía a decir hace un montón de tiempo, y me interesaba volver sobre ello, pero por mucho que he buscado no he encontrado el artículo que se titulaba precisamente así: “Hambre de piel” y he tenido que intentar rehacer aquello, sin ningún dato ya en la memoria, ay, pero en la seguridad de que podría volver a escribir algo de lo que he expresado, y que me apetecía decir ahora lo mismo o algo similar. Dicho queda.
https://youtu.be/Ilx_Fi5qD0k?si=joFu0Yekm_u2GjdP HAUSER & Petrit Çeku - Concierto de Aranjuez – Adagio. Sublime, y sin peinarse ninguno de los dos.
https://youtu.be/VAq8mHYWafY?si=Td-WD9qn-j6Yzdsb Leonard Cohen - - Dance Me to the end of Love ... Este parta poner los pies en tierra y de qué manera

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