domingo, 17 de marzo de 2024

LA EDUCACIÓN DEL ABRAZO

 



“El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor”. Proverbio africano
Ahora que se habla tanto de “el relato”, como que se está gastando y convirtiendo en lugar común, ahí tenemos uno al alcance de la mano, para desentrañarlo pieza a pieza y palabra a palabra porque ni falta alguna ni sobra ninguna. No habla de que el niño sea educado, reciba la instrucción debida, aprenda las letras y los números, las batallas ganadas de su pueblo, los ríos y afluentes de la región y del mundo, dónde acudir cuando le duele el alma y todos los huesos del cuerpo..., etc. etc. etc., sino del abrazo, lo que da calor y consistencia, apoyo y consuelo en el otro, igualdad y algo de fraternidad o mucho, y a la viceversa. Y ser abrazado, no por uno ni por dos, ni solo por tus padres y hermanos, primos y demás familia, sino por toda la tribu. No acabamos de aprender la lección de los primeros pasos en la vida. Es la calle, la plaza, el parque, la tele, los vecinos, el Parlamento, el Centro de Salud, el kiosko..., la tribu, sin más, toda ella y en comandita. El proverbio no se anda con bromas en el relato mágico y fundamental en eso de echar raíces de por vida y alas necesarias para volar por propia cuenta. Si no es abrazado, cuando niño, quemará de mayor la aldea para poder calentarse, sentir el calor de la vida en armonía y hermandad, porque fuera hace frío, siempre hace frío, cuando reina el desaliento, la divisón, la bronca, el desamor y el insulto. Tocamos sagrado cuando estamos ante un niño y debemos andar con pies de plomo y seriedad y responsabilidadad absolutas.
La inmensa mayoría de todo cuanto aflora en la juventud y en la vida adulta se debe a las raíces que se fueron gestando en los primeros años. Por eso si algo tiene que cuidar y mimar toda tribu, que se precie, es la niñez, ahí se juega su presente y todo su futuro. Y el abrazo por encima de todas las cosas, el afecto, el beso cada noche antes de acostarse, la primera risa y el toque cariñoso con el desayuno a punto para enfrentarse a un nuevo día casa mañana antes de ir al cole, porque hay que ir haciéndose hombre y haciéndose mujer desde las primeras tareas. Me lo decía mi padre... y el tuyo.
Los dos proverbios se complementan. El primero habla de la necesidad de toda la tribu: barrio, pueblo, ciudad..., para educar a un niño. El segundo aprieta más las clavijas: Si no es abrazado por todos, quemará la aldea para sentir calor.
https://youtu.be/YysqP9yCgjw?si=OMRt5YbMByZVjftK Ara Malikian Symphonic. Pisando flores. Live at Las Ventas Madrid

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