domingo, 13 de febrero de 2022

HAY QUIENES SACAN LO MEJOR DE NOSOTROS

 Hay personajes de la vida pública que suelen sacar lo peor de nosotros, y no digamos últimamente, pero, habiendo tantos, al revés, que sacan lo mejor de lo mejor, quién nos manda deslizarnos por un barrizal apestoso, que no va a ninguna parte, así que prefiero dedicar el tiempo y, al menos, en este artículo, dejarme llevar por estos otros vientos mucho más divertidos y beneficiosos.

Suele pasarnos lo que al gran poeta y profesor, Pedro Salinas, que tuvo que pedir perdón a su amante, a la que dedicó algunos de los más bellos poemas de amor de la poesía del siglo XX, y se dedicó de por vida a sacar lo mejor de ella: “quiero sacar de ti tu mejor tú”.
Pero vayamos primero a descubrir a esas personas que sacan lo mejor de nosotros que, como anticipaba al principio pueden ser multitud. Hay tanta diferencia de unos a otros que a la legua se los distingue en todos los campos y esferas de lo real, hace unos días en el mundo del tenis, pero de igual forma en la política, aunque caigamos en la tentación de sacar a relucir el tópico de que todos son iguales, en los sanitarios, entre los periodistas y escritores, en los tertulianos, la diferencia es abismal..., se los distingue por la soberbia o la humildad, la ignorancia supina o la buena preparación y lucidez, por saber perder y saber ganar o ni lo uno ni lo otro, tener una palabra amable en la boca o un insulto como un cañonazo, un campo lleno de grosería, ruido y hasta furia o la finura y la elegancia moral que trasciende a cuanto toca, la chabacanería o la caballerosidad, inmadurez y flojera o capacidad de resistir a prueba de bomba, quienes tienen pasión en lo que hacen y rebosan generosidad o los que navegan de manera lánguida sin remar nunca y escaquearse a la hora de pagar o arrimar el hombro con alta generosidad. Sacan lo mejor de nosotros: los padres, claro está, algunos maestros, muchos amigos..., y gente buena-buena gente con la que tropiezas al azar, que nos cuidan, que nos dedican un tiempo, unas palabras amables, somos alguien para ellos, nos nombran, nos miran, nos dan el mejor de los abrazos, y no podemos, seríamos demasiado bordes e imperdonables, más que ser agradecidos en sumo grado.
Queda detenernos en la responsabilidad y hermosa tarea de sacar lo mejor de ellos en la línea de los versos de Salinas. Primero, desear que nos perdonen por ir buscándolos tan torpemente, porque es allí donde, realmente, nunca estuvieron, sino en su dirección, en la que ellos eligieron en su libertad y en sus opciones más predilectas desde su hondo pensar y sentir, hacer de su cuerpo y alma lo que les viene en gana. A renglón seguido, en actitud proactiva, esforzarse en una de las más bellas tareas sobre esta tierra áspera y a la vez amable, intentar sacar los mejor que se halla dentro de cada cual, para lo que se necesitan unas manos tan hábiles como las del mejor cirujano, como las de las pianistas que hacen volar sus manos sobre las teclas sacando los mejores sonidos, los más vibrantes, los de más delicada armonía, como las manos experimentadas de una buena comadrona. Y además de buenas manos, amar mucho, como lo contaba Pedro Salinas en “La voz a ti debida”, amar con mucha generosidad a los otros y a la vida. Eso lo logran las buenas madres, los mejores padres, los maestros de vocación, algunos amigos y los que van por la vida haciendo mucho bien sin darse cuenta de ello.
Así que acudamos más al silencio y la palabra sabia, que al ruido, la bronca y el esperpento, una vez más, de estos días.
https://youtu.be/Ou3IrU-1nJ4 "¿De qué hablas, habanera?" Marina Rossell y Carlos Cano. (Está claro, sacan lo mejor de mí).

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