domingo, 4 de julio de 2021

UN DÍA DE ESTOS VOY A HABLARTE...

 



Es tanto el rechazo que me producen muchas actitudes, que me callo, pero me gustaría que mi silencio retumbara en sus oídos. Y tanta la vergüenza que paso por la que muchos pasan de largo que me oscurece todos los rincones de mi alma, y guardo un silencio inmenso que debería llegarles como un trallazo.
Guardo silencio, no porque no tenga argumentos consistentes, sino porque cuando se encienden todas las luces del fanatismo, los insultos a todo cuanto se mueve y la vehemencia desatada, es mejor callarse y, a lo sumo, invitarles a un café, esperando que con el olor de su aroma y la cercanía mutua se les abran las neuronas.
Me gustaría tanto hablarte de todos mis silencios almacenados a lo largo de una larga vida..., y me encantaría poder ser sepulcro sellado a los silencios que me contases un buen día de sana confesión. ¡Es tan gratificante y saludable la comunicación compartida y sincera de los silencios guardados!
Y, si un día, de sana querencia, se me ocurre comunicarte algunos de mis silencios, te rogaría que me escucharas como se escuchan las últimas voluntades y que oyeras con el máximo respeto hasta el último suspiro. Lo silencios bien guardados suelen llevar consigo algo de las esencias de las plantas aromáticas más sensibles, los repliegues insospechados del corazón, los mensajes que aclaran los misterios de toda una existencia.
Cuando callamos no quiere decir siempre que no tengamos nada que decir, sino que escuchamos la voz de la prudencia, («la regla recta de la acción», según Aristóteles, o “actuar o hablar con cuidado, de forma justa y adecuada, con cautela, con moderación, con sensatez y con precaución” como nos orienta el diccionario de la RAE).
Cuando callas, muchas veces, no es que no tengas nada que decirme, es simplemente, acaso, que no están mis antenas lo suficientemente preparadas y dispuestas a la escucha, ay, y tus antenas lo detectan.
En el principio fue la palabra y tras ese mismo instante nació el silencio que encierra palabras, sentimientos y emociones, a la espera de una buena y hábil escucha.
Y así sucesivamente... Aunque bien pensado, ¿de qué hablo y escribo, cuando escribo y hablo, sino de mis silencios guardados, que salen a veces a borbotones? Pues eso, que lunes y viernes, semana tras semana, voy a seguir hablándote de mis silencios y espero que me escuches como acostumbras y te quedes a solas con ellos. Gracias, muchas gracias.
Nota no tan al margen: Hablando de hablar y callar viene a cuento lo que dijo en su día la famosa y estupenda actriz Meryl Streep: “Con el tiempo dejé de hablar con los que no me escuchaban y con quien siempre quiso tener razón”, y esa es otra. Y lo que dejó escrito Octavio Paz: "Mi amor por la palabra comenzó cuando oí cantar a mi madre y hablar a mi abuelo, pero también cuando los oí callar y quise deletrear su silencio. Esas dos experiencias forman el auténtico lazo de la convivencia humana: El decir y el escuchar". ¡Qué bueno, lo de ella y lo de él!
https://youtu.be/dTC_A5d1wuA Santana - Flor de Luna

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