domingo, 21 de marzo de 2021

CON LA ESCOPETA CARGADA

 



Con la escopeta cargada no hay manera de dialogar, llegar a un acuerdo, aflojar el viento airado, ni siquiera tomarse un café en condiciones relajadas... En las altas esferas las detonaciones de bandos distintos suenan a eso, y a simplismo ininteligible: “socialismo y libertad”, qué querrá decir eso que nada dice, “criminales”, hala, a ver quién la dice más gorda; y en la calle, que suele ser más pacífica, gritos a veces y manifestaciones que no hay por donde agarrarlas, por no hablar de las Redes que, como se juega desde el anonimato, asustan, por el belicismo verbal y la testosterona a flor de piel, la escopeta bien cargada y disparando a cuanto se mueve en dirección contraria, qué manía de que vayamos cogidos de la mano a todos los sitios, si desde niños, muchas veces, no apetece. Pareciera que estamos a punto de que alguien a la pregunta inocente y de buenos modales: ¿Qué tal estás?, nos conteste de forma destemplada, ¿y a ti qué coño te importa?
Con la escopeta cargada no se puede ir ni a cazar, porque en el camino te puedes encontrar a mucha gente que va a otros menesteres y en son de paz.
Con la escopeta cargada..., a quién se le ocurre ya de mañana, cuando las neuronas no se han despertado del todo, y de hecho, hoy sin ir más lejos, hay una mañana preciosa de cielo limpio y en calma y nadie está con la ira cargada. ¡A quién se le ocurre!
Aunque, bien mirado, no sé bien si habría que ir a algún sitio con la escopeta. Más aún, no tengo nada claro, o demasiado claro, si es necesario tener escopeta alguna guardada en la recámara o a la vista de niños y ancianos, y si sola su presencia es adecuada e inocua en su proceso de educación, aunque sí lo tengo clarísimo cuando observo la presencia escandalosamente masiva de las armas en un país como los EE UU. ¿A quién se le ocurre, semejante salvajada?
Con la escopeta cargada..., ni con el simplón argumento de que es para defender a los tuyos, tu hacienda, tu casa, tus cosas, tus cachivaches... y así dormir mejor. Que no, que no me convences.
Con la escopeta cargada... ¿por qué, para qué, por quién, contra quién, cómo y de qué manera, con qué motivo y razón, qué te traes entre manos y en tus entresijos en tu debilitado cerebro para ir tan cargado de muerte al hombro?
Con la escopeta cargada..., y hasta con el micro, si no, fíjate con qué mala leche, ellos y ellas, más ellos que ellas, se desprenden de él, y humillan con rabia al mismo micro en el Parlamento, después de haber soltado la soflama incendiaria.
Después de esta soflama mía, pacífica y pacifista, no cargues la escopeta, por favor, y más aún, si no la tienes, no vayas a comprarla, que nunca se sabe, y las armas las caiga el diablo, ya lo sabías. Así que: ¡No a las armas! Ni más, ni menos.
Nota no tan al margen: Nada mejor se me ocurre que terminar con unos versos de Ángela Figuera, que creo que ya dije, en su día, que me costó citarlos un disgusto y una multa. Eran otros tiempos: tiempos oscuros de la “larga noche de piedra”.
“No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles,
que jamás se fabriquen fusiles”.
https://youtu.be/czK-8s1jBV4 Concierto para Clarinete. Adagio - Wolfgang Amadeus Mozart
https://youtu.be/UsMBdqboqyE Juan Valderrama y Rozalen: No quiero (Ángela Figuera Aymerich)

2 comentarios:

Luis del Pozo dijo...

Ángel, algo estaremos haciendo para que esto pase, a los actores principales parece que les gustan los guiones con insultos y enfrentamientos, pero a los actores secundarios, que somos el resto, también les van este tipo de actuaciones; si no entráramos en el juego y les dejáramos solos con sus monólogos terminarían aburriéndose o quizá no que tienen mucho aguante.
Abrazos Nanete

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias, Nanete, estoy de acuerdo, algo estamos haciendo mal, todos, aunque unos más que otros, y algo habría que hacer, por ejemplo castigar más abiertamente con el voto y no reírles las gracias ni pasar de largo, sino hacer en todo momento una crítica mucho mayor, sin cargar ninguna escopeta, ni usarlas, claro está.
Un abrazo