domingo, 10 de junio de 2012

PÍLDORAS PARA LA MENTE... ¿Y PARA SER BUENAS PERSONAS?



VENTANA 49

 

 Para lo primero ya hemos llegado y para lo segundo... todo se andará, porque cuando científicos de altura, de la universidad de California, San Francisco, en información del periódico The New York Times, consiguen, tras descubrimientos pasmosos con moscas de la fruta, desarrollar medicinas dirigidas a reducir el deseo de beber entre los seres humanos mediante la estimulación de sustancias químicas cerebrales, el camino ya está dado o al menos muy indicado. Cuestión de tiempo.

 

Así mismo, tras el descubrimiento de medicinas capaces de tratar enfermedades degenerativas en centros nerviosos localizados del cerebro, centros, a su vez, donde se generan la toma de decisiones, las emociones, el lenguaje y el comportamiento, está desbrozado el terreno para inyectarle una dosis de optimismo y  buenas prácticas para enderezar nuestras emociones, dar más luz a la hora de tomar decisiones, utilizar con  mayor comedimiento y lucidez el lenguaje y originar un comportamiento infinitamente más correcto. Cuestión de tiempo.

 

La adicción al alcohol, por ejemplo puede tratarse con nuevos compuestos, para algo tenían que servir las moscas cojoneras y las anteriormente citadas, que parece gustarles más a los investigadores. Pero ¿cómo llegar al comportamiento moral? ¿Llegaremos, de la mano de estos u otros investigadores, a poder curar un comportamiento que viola las normas morales que nos hemos dado desde que comenzamos a pisar esta tierra?  El filósofo Peter Singer se pregunta ante estos descubrimientos  por qué algunas personas están dispuestas a arriesgar sus vidas para ayudar a un extraño y otras miran simplemente para otro lado y, a la vez, no pone en duda de que algún día podría existir “una pastilla de la moralidad”. “La idea no es descabellada”, dice. “Pero, de existir, ¿se decidirá la gente a tomarla?”. Pues qué quiere que le diga, pero con que sólo un mal nacido y sinvergüenza tomara esa pastilla y le hiciera algún efecto ya habría merecido el esfuerzo y el talento de esos científicos.

 

¿Le ponemos puertas al campo y otra vez más dejamos que chirríen y se alarmen nuestras neuronas pacatas ante los avances de la ciencia?

9 comentarios:

Gloria Rivas Muriel dijo...

Es complicado este asunto que tratas amigo.
Por lo general uno va al médico cuando se encuentra mal. Describes los síntomas y el doctor elabora un diagnóstico y te receta un tratamiento. Te lo tomas, te hace efecto, te sientes bien, y ya tienes el alta y la alegría de antes de la enfermedad. Pero en el caso de los amorales y los enfermos de los que hablas en este texto, ¿se sienten mal? ¿irán al médico voluntariamente? no lo creo.
(Fíjate que ya estoy hablando como si a mí no me hiciera falta el tratamiento...)

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Pero imagínate que te sale la mala leche, que no es el caso, por los poros, y te dicen que algún arreglo podría hacerse en el cerebro que se halla un poco descerebrado o desequilibradas las neuronas del comportamiento que se sube por las paredes.
¿No te gustaría que te echaran una mano?

Gloria Rivas Muriel dijo...

Ya. Pero no hablábamos de mala leche. Me ciño a los casos que has citado en el texto, especialmente: "pastillita para la moralidad"...

El pastor de... dijo...

¡Huy…huy…huy! Vaya berenjenal. Es posible, incluso es probable, que algún día se consiga la píldora milagrosa. Pero sería, es mi opinión, completamente inútil porque, a ver: ¿quién o quiénes la tomarían? Pues la tomarían los que no la necesitan. Los demás, ni atados.

Además ¡qué vida más aburrida! Se acabaría la política; desaparecerían el cielo y el infierno; Los Santos.Jotas; Lucifer andaría cabreado; no habría banqueros. Entonces… ¿quién me daría un crédito? Tampoco habría urdangarines; ni dívares, ni correas para sujetarnos los trajes… Además, también desaparecerían los buenos porque, a ver: ¿por qué dicen que tú eres bueno? Pues porque te comparan conmigo.

En fin, dejemos las cosas como están y vayamos trampeando poquito a poco, eliminando lo que sobra y promocionando aquello que merece la pena.

Con mis mejores deseos…

Un abrazo.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Se ve que esto va a merecer un debate, con unas cañitas de por medio. Yo no lo tengo tan claro como vosotros, así que preparad argumentos que yo iré afilando los míos.
Abrazos

Gloria Rivas dijo...

No, esto no va a quedar así. Ahora no puedo porque empiezo a trabajar en dos minutines...pero ya expondré unas cositas.
Bussa.

mjesusprivil dijo...

Pastillas contra la inmoralidad... No sé Ángel... me parece bastante improbable, porque la moralidad tiene que ver con las normas, las elecciones, y la libertad. No creo que se puedan hacer pastillas que filtren las elecciones de las personas hacia un mismo lado. Y en caso de que así fuese, habría mucho que decir sobre la obligación de tomarlo o no. Aquí hay debate para muchas horas... ;-) Esto sin recordar que lo que hoy es moral... ayer no lo fue...

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Quizá suene un tanto burdo hablar de pastillas y moralidad, pero centrar el tema en cuestión en la posibilidad de abordar el origen de las emociones, sentimientos y hasta el comportamiento humano y poder llegar al mismo centro donde se tejen o desejen las neuronas acaso cambia el discurso. Porque ¿dónde está el origen del mal y del bien? ¿Solo de la libertad y poder de decisión de cada cual?
Y lo de tomar o no tomar como abundáis, pues como tomamos los demás medicamentos o como hacemos con los tratamientos de los doctores, con toda la libertad del mundo.
No sé, no sé, quizá sea más leña al debate o más empanada mental mía y de los investigadores que me metieron en esta danza.

Gloria Rivas dijo...

Otra cosa sería si hubiera pastillas "esenciales para hacerse de izquierdas",
entonces ya le recetaríamos alguna cajita a determinados pacientes cuya enfermedad,lejos de dolerles a ellos, revierte los síntomas sobre quien menos se lo merece... ay madre... a ver si vienes y lo debatimos, que se te echa de menos en los foros. Ya estamos esperando alguna ventana gótica. We miss you.