lunes, 30 de mayo de 2011

LA NIÑA, EL NEGRO Y EL GLOBO




Acaban de enviarme un corto, subtitulado: Este corto vale más que mil palabras, dura no más de un minuto y es, además de precioso, de una profundidad escalofriante.

Una niña llora amargamente porque se le ha subido el globo que llevaría en las manos a lo más alto de una farola altísima y llora y llora, hasta que pasa por allí un hombre de color, negro – negro, mira hacia arriba después de haber visto a la niña llorar y sube con la rapidez del rayo a por el globo. Baja, y al ir a entregárselo, una joven coge de forma airada, parece vislumbrarse, de la mano a la niña y se la lleva huyendo del hombre negro. A este se le ve alejarse llega a su casa se sienta desolado colocando el globo junto a otros que habrán protagonizado, a buen seguro, similares historias.

Y sin más, hoy que ha sido el último día del taller de creación literaria en el que hemos estado enfrascados todo el curso y que continuaremos el próximo, porque así lo han querido los alumnos, he aprovechado, por el buen sabor de boca que nos ha dejado la experiencia, para enviárselo a todos ellos como tarea pequeñita para este verano, invitándoles a escribir un relato corto poniendo la palabra a esta historia y a sus imágenes con un…

Érase que se era…

Para que cuando nos veamos, después del verano, podamos leer nuestros relatos y disfrutar de su lectura. Estoy seguro que saldrán escritos espléndidos.

De entrada alguien ya se ha adelantado y me ha enviado este comentario sabrosísimo:

Todos hemos rechazado alguna vez esos globos, y a la vez tenemos algunos globos de colores en una habitación del alma…,

que para abrir boca no está nada mal y ha dejado la ventana abierta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La niña lloró tanto, gritó tanto, que todos los globos explotaron. El hombre negro supo que ella andaba cerca y se asomó a la ventana.

Gloria Rivas. (La alumna a distancia)

El pastor de... dijo...

...y tanto, tanto se llenó la habitación, que los globos rompieron la fuerza de la gravedad y la habitación se fue camino del cielo.

En tierra quedó una joven, con las manos vacías, que corría y corría queriendo huir de su oscura alma.