sábado, 15 de enero de 2011

SER LAICO

¿Abrimos un debate sobre el laicismo, la laicidad y la opción de ser laico?
Simplemente porque es un gran tema y porque a la altura de los tiempos que corren se leen y se oyen opiniones demasiado peregrinas, a mi entender. Una de las últimas es esa de añadir siempre al sustantivo laicismo el adjetivo agresivo. Y me molesta, porque me chirría y porque creo que es faltar a la verdad.
Y para hacer camino, nada como asirnos a argumentos de autoridad.

El primero de Mario Vargas Llosa:

“Laico no significa enemigo de la religión sino ciudadano independiente, emancipado del rebaño, que piensa y actúa por sí mismo, de manera lúcida, no por reflejos condicionados”.

Si me sigues desde hace tiempo te darás cuenta de que nada amo tanto como el lema de la Ilustración aude sapere -atrévete a pensar, atrévete a saber-, cuyo autor, el filósofo Kant, es considerado como el padre de la filosofía moderna. Eso mismo pienso sobre ser laico: aquel que piensa por propia cuenta y riesgo, libre, independiente, fuera del rebaño, con argumentos, razones con fundamento y llevado de la mano de la mente, sin prejuicios ni obediencias ciegas. Y para nada enemigo de la religión, porque aun en el caso de que no pertenezca a ninguna será respetuoso con aquellos que creen. Eso opino para echar a andar.

El segundo del escritor italiano Claudio Magris:

"Laico es quien sabe abrazar una idea sin someterse a ella, quien sabe comprometerse políticamente conservando la independencia crítica, reírse y sonreír de lo que ama sin dejar por ello de amarlo; quien está libre de la necesidad de idolatrar y de desacralizar, quien no se hace trampas a sí mismo encontrando mil justificaciones ideológicas para sus propias faltas, quien está libre del culto de sí mismo".

Siempre-siempre por encima de las ideas: que las grandes palabras, conceptos, ideas y opiniones no nos hagan sus esclavos y con ellas esclavicemos y subyuguemos a los otros que o no piensan o no creen como nosotros. Compromiso político porque somos animales políticos y no podemos ser ajenos a lo que se cocina en la calle, en la plaza, con el aire, la salud, la educación, las pensiones… y llevados de la mano de la autocrítica y la sonrisa. Sin necesidad de crear ídolos, dioses… o una vez creados no crear guerras contra los no creyentes ni contra los creyentes. Y lejos, muy lejos del endiosamiento, del clan de los puros y del culto de sí mismo como termina diciendo Magris.

El tercero es del filósofo Fernando Savater:
“En la sociedad laica tienen acogida las creencias religiosas en cuanto derecho de quienes las asumen, pero no como deber que pueda imponerse a nadie. De modo que es necesaria una disposición secularizada y tolerante de la religión, incompatible con la visión integrista que tiende a convertir los dogmas propios en obligaciones sociales para otros o para todos… La originalidad del cristianismo ha sido precisamente dar paso al vaciamiento secular de lo sagrado (el cristianismo como la religión para salir de las religiones, según ha explicado Marcel Gauchet), separando a Dios del César”.
Qué hermosa una sociedad en la que nadie avasalle a nadie por ser negro o blanco, hombre o mujer, católico, protestante, budista, agnóstico o ateo…, en la que impere lo más importante: poder mirarse a los ojos sin ira, saludarse cívicamente, caminar juntos haciendo barrio, pueblo, patria…, sin preguntarse por el color de la piel, la ideología, las preferencias sexuales o las creencias.

Y el cuarto del profesor de sociología Rafael Díaz Salazar:

“España necesita una cultura de la laicidad para mejorar la convivencia nacional. Nuestra división ideológica, cultural y moral constituye un reto para aprender a resolver ciertos problemas de forma civilizada.
La cultura de la laicidad crea las virtudes de tolerancia activa, libertad de conciencia y diálogo intercultural e interreligioso, y, por eso, debe extenderse con mayor fuerza entre nosotros. Pero el aprendizaje de la laicidad no es fácil en un país que lleva siglos enfeudado en dogmatismos e intolerancias de diverso signo. Tenemos que aprender a ser laicos, lo cual requiere la predisposición previa a ponerse en el lugar del otro”.

Aprender a ser laicos, también los obispos españoles, porque laico fue Jesús de Nazaret, quien manifestó sin ambages: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, “que si tienes algo contra tu hermano deja la ofrenda y reconcíliate con él”, y más mensajes importantes: además de ponerse en la piel del otro abandonar la crispación, el talante airado y todo tipo de agresividad y fundamentalismo.

Concluyendo: atrévete a pensar, atrévete a saber, a no hacerte trampas con doble moral, a no defender tus ideas pistola en ristre, y tanto si crees como si no crees saber que el otro siempre se merece un respeto absoluto y actuar en consecuencia.

Pues eso: que el debate está servido.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buenos los argumentos de Savater! pero que difícil ponerlos en practica.Seguir su teoría seria llegar a la sociedad perfecta y eso nos queda muy grande.

En relación a los argumentos de Díaz Salazar diría que no sabemos ponernos en el lugar del otro y eso donde se aprende? porque me gustaría apuntar a muchos a esa escuela.

Conocer el significado exacto de laicismos nos haría mas libres y mas respetuosos con los demás, pero en este país en concreto el laicismo está considerado casi como el mal de la sociedad.

Nuevamente gracias por lo que aprendemos y porque nos haces pensar.

Rut dijo...

Hola de nuevo!!

!Qué sorpresa volver por estos lares y encontrarme este debate!

Hace poco, pensando en la necesidad de una educación Laica en la escuela (precisamente buscando que "de grandes" podamos llegar a estos niveles de respeto mutuo, comprensión y tranquilidad unos con otros) me topé con un artículo de Maruja Torres de hace tiempo respecto a la necesidad de ser Laicos. Te dejo aquí el enlace por si queréis echarle un vistazo
http://www.elpais.com/articulo/ultima/Laicidad/elpepuopi/20090625elpepiult_1/Tes

Más allá de este pequeño apunte, estoy totalmente de acuerdo contigo y creo que no es tan difícil si, desde los comienzos existe una educación abierta, tolerante, comprensiva, libre... y la religión donde tiene que estar, en el templo, sea cual sea.

Lo que, a mi entender, es un despropósito es pretender a estas alturas de la película, tener "la verdad absoluta" y metértela por los ojos o en la cabeza a mamporros si hace falta, no parece que hayamos retrocedido años? Ahí empezamos mal...

Pero vamos, que se puede y visto lo visto, se debe y de verdad, no es tan difícil.

Gracias Ángel por estas reflexiones!!

Un abrazo

Rut

Anónimo dijo...

Según benedicto XVI la comunidad religiosa es una viña desbastada por los jabalíes del laicismo. Rouco dice que existe una relación entre la crisis de la familia y la crisis económica. Benedicto hace poco ha dicho que está en contra de la educación laica europea que amenaza la libertad religiosa de las familias, que transmiten concepciones de la persona y la vida presuntamente neutras, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a a recta razón.Al ser el Papa representante de Cristo en la tierra se supone que toddo lo que dice representan los mensajes que desde arriba nos quiere dar porque si no entonces, que se puede pensar, porque no creo que esté diciendo tonterías.En fin que estoy hecho un lío!!!
No sé que pensaréis!!!
Un saludo.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Hola amigos:Un placer que estéis ahí, y bienvenida de nuevo Rut, se te echaba en falta.
Que, qué pensamos, qué pienso, para salir de ese lío que alguno dice tener? Pues tú mismo, la receta?, ya lo dije: atrévete a pensar, atrévete a saber más y compara el pensamiento de los sabios del pensamiento del de los clérigos.
No sé si será una tontería lo de la viña desbastada por los jabalíes del laicismo, pero sí me atrevo a decir que es una barbaridad y que es falso y no puede venir de lo alto, es impropio de un intelectual y de un representante de Jesús de Nazaret, y lo que dice Rouco Varela ni de lo alto ni de lo profundo sino de una visión panfletaria y sin base alguna, ni filosófica ni sociológica. Y en la medida en que nos vamos haciendo adultos nos sirven menos los mensajes simplistas, más propios del gurú de la tribu, y nos sirven más los que vamos asimilando desde la reflexión personal con la aportación de los ilustrados en las distintras ramas del saber.
Un abrazo

Xoán González dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Xoán González dijo...

Hola Angel. Gracias por permitirme sumarme al debate. No creo que sea demasiado objetivo eso de proponer "atreverse a comparar el pensamiento de los sabios con el pensamiento de los clérigos"... como si se tratase de dos mundos tan distintos como irreconciliables. Me quedo con la visión más conciliadora de, por ejemplo, la escritora de Urueña Luisa Cuerda (http://luisacuerda.blogspot.com/2011/01/hijos-de-dios-el-mundo-diario-de.html). Un abrazo.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

A estas alturas, querido Xoan, y dudas de que casi-casi son dos mundos irreconciliables el de los intelectuales y el de muchos clérigos? ¿Qué intelectual laico se atrevería hoy a hablar con ese lenguaje de la "viña desbastada por los jabalíes del laicismo? ¡Por favor! Y tantas y tantas cosas peregrinas cuando hablan de lo terrenal en el que no son nada expertos.
Más, muchos teólogos están muy alejados de esos lenguajes, conceptos y teorías.
He leído el artículo de Urueña Luisa Cuerda y me ha encantado y no creo que esté muy lejos, sino más bien cerca, de mis planteamientos. Siempre he pedido, y lo sigo haciendo, el máximo respeto para unos y para otros, lo que no quiere decir que se deje de llamar al pan-pan y al vino-vino y defender con pasión y sobre todo con argumentos las propias ideas. Ah, y estar a favor de un estado laico y defender la laicidad para nada es ser anticlerical, como algunos pretenden.
Un abrazo, amigo.