sábado, 1 de enero de 2011

LA MEDIOCRIDAD QUE NOS INVADE

La revista MUY INTERESANTE, en el número de enero del año que acaba de comenzar, nos regala un reportaje muy interesante, valga la redundancia, sobre El ataque de los mediocres, así lo titula, con una serie de reflexiones pertinentes y de la máxima actualidad, desafortunadamente, porque nada nos gustaría tanto, a todos, que nadar en aguas de la excelencia y marchar por la senda de los mejores. Comienza el trabajo con una cita perspicaz de Jonathan Swift, el famoso autor de Los viajes de Gulliver que dice así: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los mediocres se conjuran contra él”.

Los autores nos salen al encuentro para que, además de situarnos ante el tema de forma realista, no nos acongojemos en exceso intentando tranquilizarnos diciéndonos que la mediocridad, a pesar de todos los pesares, que son muchos, no es tan indeseable como parece a primera vista y cumple su función como la de aportar el contrapunto de estabilidad al factor que introducen los genios: pensadores, artistas… Es claro, por qué quién haría el trabajo sucio de limpiar los platos, barrer las calles, sacar el carbón de las minas, recoger las basuras, trabajar en la cadena… aunque yo creo que, incluso estos individuos puede acceder a la excelencia, esa virtud que por encima de todo explota al máximo las propias potencialidades.
Ya lo decían los clásicos: existe un aurea mediocritas (dorada mediocridad) que proviene de Horacio y alude al intento de alcanzar un deseado punto medio entre los extremos o un estado ideal en el que no afecten en exceso ni las alegrías ni las penas, como nos enseña la Enciclopedia virtual WIKIPEDIA y está relacionado con el hedonismo epicureista basado en conformarse con lo que se tiene y no dejarse llevar por las emociones desproporcionadas.

Pero volvamos al reportaje en el que se nos describen, siguiendo a psiquiatra Luis de Rivera, tres grados de mediocridad: La simple, que es la forma más sencilla e inocua, aunque quienes la padecen son incapaces de toda creatividad e incluso no saben distinguir la excelencia en los demás. El segundo tipo es el de los mediocres pseudocreativos que son aquellos que se esfuerzan en imitar a los creativos auténticos en una tendencia claramente pretenciosa de ostentar y aparentar poder y hasta genialidad. Y existen aquellos que estarían en el tercer grado de mediocridad, el de los dañinos y agresivos, quienes no sólo son incapaces de valorar a los mejores, sino que se proponen destruirlos, porque no los soportan. Entorpecer o aniquilar a las personas brillantes sería su lema. La historia es pródiga en este tipo de personajes e instituciones que van desde los que estaban detrás de la muerte de Sócrates, de los crímenes de la Inquisición, de todas las dictaduras, de la marginación de tantos y tantos genios y creadores de ayer y de esta misma mañana.

Y así la mediocridad tiene como aliados la envidia, la copia, el conformismo, la adaptación, la tradición, la inercia y la costumbre. Mientras que la excelencia es amiga de la admiración, la creatividad, el inconformismo, la rebeldía, la innovación, la curiosidad y la iniciativa.

Sólo haría falta darse una vuelta por los medios de comunicación, y de forma especial la televisión, para poder poner nombres y apellidos, saldría una lista larga y abundante, aunque prefiero que cada cual haga la suya, no es difícil si nos marcamos unas pautas, por ejemplo las de aquellos que sacan lo mejor de nosotros mismos, que nos hablan de tolerancia, pluralismo y respeto, sin imposiciones de mi idea es mejor que la tuya, y sólo lo mío y lo nuestro frente al resto, mi moral, que es la verdadera, naturalmente, frente a la tuya que nada vale, con buen estilo, transmitiendo lucidez, estética y cordura, argumentos de peso… o la de aquellos que nos chirrían, porque lo suyo es la ira, el insulto, lo zafio y lo mostrenco, el espectáculo hortera, la voz de su amo, los nacionalismos provincianos con ADN exclusivista y rancio, el regusto de lo manido y repetitivo hasta la saciedad y que pululan con tanta abundancia como desfachatez. Las Navidades han sido un ejemplo de televisión patética, esperpéntica, mohosa y chabacana.

Y para concluir, un ejemplo, de Finlandia, que además del frío nos llega el mejor de los ejemplos de la excelencia: Entre otras muchas cuestiones destaca allí la profesión de maestro con un enorme prestigio social, una de las carreras universitarias más difíciles, sólo los mejores pueden ser profesores, cuyo método está en priorizar la educación individual y la libertad creativa y los alumnos deciden también en la escuela porque allí abundan las asambleas y los debates.

Y dos argumentos de autoridad: uno, el famoso principio de Peter, el pedagogo canadiense del siglo XX: “En una empresa, entidad u organización las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad una y otra vez, hasta que alcanzan su nivel de incompetencia”. Y dos, un pensamiento de Ortega y Gasset al respecto: "Todos los empleados públicos deberían descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta volverse incompetentes".
Y de la incompetencia a la mediocridad solo hay un paso.

Nota final: A estas alturas de la película me pregunto, pero ¿qué es la excelencia? Y la catedrática de ética y filosofía política, Adela Cortina, en un artículo reciente de EL PAÍS nos contesta:

“El término excelencia nace en la cultura occidental, nace en Grecia: allí el excelente, el virtuoso, destaca por practicar una habilidad por encima de la media…, pero el excelente no lo es solo para sí mismo, su virtud es fecunda para la comunidad a la que pertenece, crea en ella vínculos de solidaridad que le permiten sobrevivir frente a las demás ciudades. Por eso despierta la admiración de los que le rodean, por eso gana a pulso la inmortalidad en la memoria agradecida de los suyos”.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

"En la tristeza de la interminable mediocridad que nos ahoga por todos lados, me consuela que en algún lugar, en alguna habitación pequeña, algunos obstinados luchan por eliminar el desgaste".


Odysseus Elytis

Xoán González dijo...

Excelente ramillete de citas... y una estupenda fuente de inspiración para comenzar el año. Gracias y un abrazo desde Galicia.

Anónimo dijo...

Es un gusto empezar el año leyendo artículos críticos, reflexivos y concienciados como éste.
Siempre con argumentos estimulantes, siempre lejos de lo mediocre.
Bussa y buen año también para todos los visitantes de este blog, libre y edificante.
Gloria Rivas.

El pastor... dijo...

Siempre a caballo de mi mediocridad, he cabalgado en busca de la excelencia y creo que por fin la encontré: "NO PUEDO DEJAR DE TRABAJAR. TENDRÉ TODA LA ETERNIDAD PARA DESCANSAR".
La cita, naturalmente, es de S.E la madre TERESA DE CALCUTA.

Un abrazo y feliz 2011 a todos.

Anónimo dijo...

No te entiendo Pastor. Háblame más claro que ando un poco torpe últimamente.
Gloria Rivas.

El pastor... dijo...

No andas torpe, Gloria. Lo que ocurre es que tan difícil es entender la excelencia para un mediocre (mi caso), como para el excelente entender al mediocre.

Siempre al mediocre se le asoció con la mina, la escoba, las ovejas...etc. etc. Entonces, lo que quiero decir, solamente, es que la excelencia reside en... EL TRABAJO BIEN HECHO. Y ahí caben los grandes pensadores y los humildes pescadores, pastores, barrenderos...

En todo caso no es más que la humilde opinión de este mediocre.

Anónimo dijo...

Hola pastor, buenas tardes, aquí vuelvo otra vez porque éste es el lugar ideal para hacer una pregunta: ¿qué os parece que el suplemento de El Pais del pasado domingo tuviera de portada a Belén Esteban?
Lo pregunto porque este domingo, al ver los reportajes tan interesantes que traía el suplemento, y tras leer el artículo de Almudena Grandes, se me ocurrió comentar en mi facebook que era un lujo tener este suplemento y que "siempre nos quedará el País". Esto despertó iras que tildaron de mediocridad el hecho de haber concedido la entrevista a esta muchacha.
Y ya te digo, este ha sido el debate de estos días por aquí, y por eso os lo escribo.
Saludos. Gloria Rivas.

Anónimo dijo...

Por cierto, no llegué a leer la polémica entrevista porque ese suplemento lo dejé olvidado en Salamanca .......
La de antes.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Querida Gloria: Para que eches un vistazo al reportaje sobre Belén Esteban te lo envío por Internet, al que yo no tengo nada que objetar y me parece que es bueno, pero que EL PAIS dedique una portada a Belén Esteban no me parece nada bien, sino muy mal, y soy adicto al periódico desde el primer día y suscriptor. No todo vale, y puede ser una prueba más de la mediocridad que nos invade... y en alza GRAN HERMANO y otras programas basura frente a la muerte de CNN+.
Abrazos a todos y en especial a los que os habéis asomado a esta ventana, esta vez sobre la mediocridad. Gracias.

magonzalez09 dijo...

Es la auténtica realidad, la mediocridad de nuestros políticos, no tiene limites