sábado, 8 de enero de 2011

EL CUERPO


"Dice el mercado: el cuerpo es un negocio; dice la Iglesia: el cuerpo es pecado; dice el cuerpo: yo soy una fiesta". Eduardo Galeano.

• Cuánto nos han hecho sufrir por haber entendido que el cuerpo y la carne, y todo lo relacionado con ellos, eran enemigos a combatir y destruir para poder salvar el alma. No era ese el espíritu del Evangelio, sino más bien la deriva represiva de la sexualidad que siguió la moral cristiana desde San Agustín, como ha estudiado el teólogo, Juan José Tamayo. Y desde ahí se atreve a decir este teólogo, como tantos otros teólogos, filósofos y psicólogos, que la sexualidad constituye una de las asignaturas pendientes del cristianismo, y muy especialmente de la teología, que tiende a hacer un planteamiento dualista del ser humano y de su pesimismo antropológico, adoptando con frecuencia una actitud represiva frente al cuerpo, poco acorde con los orígenes del cristianismo.
Cuanto más he leído de mayor el evangelio y mirado mi cuerpo he visto que se pueden admirar ambos sin tener que enfrentarlos y que la buena noticia de Jesús de Nazaret nada tiene que ver con los mensajes de rechazo, desprestigio y fealdad posteriores unidos a la sexualidad de forma obsesiva y hasta compulsiva. Y que el mismo Jesús estaría muy lejos del mensaje del los obispos al respecto.

• Luego vendrá el mercado que todo lo invade, atropella y explota, primero dedicándose al mundo de la mujer, para pasar enseguida a todo hijo de vecino sea niño, adolescente, joven, adulto o viejo, porque para todos se abre el negocio, con tal de que nadie quede fuera de sus fauces consumistas, hasta hacer del cuerpo un esclavo de la moda y el consumo más desaforado, incluso en tiempos de crisis.
El cuerpo deja de ser glorioso para convertirse en muñeco a quien vestir y burro de carga sobre el que atiborrar de albardas y abalorios.

• Cuando lo que realmente clama, escuchando al cuerpo: su voz, sus gritos y sus silencios, es la deriva a necesidades tantas veces ajenas a esos imperios, puesto que lo que demandan nuestros cuerpos, libres de ataduras, prejuicios y otros embustes, es fiesta, luz - más luz, aire libre, libertad de movimientos, comunicación, experiencia gozosa, hambre de piel, armonía con la mente, unidad inseparable entre carne y espíritu, sentidos externos e internos armoniosamente conjuntados, un todo que busca equilibrio, estar a bien consigo mismo y el entorno y disfrutar de la vida que siempre es breve y dejar limpias y ordenadas las cosas de aquí abajo, que lo serán ajustándose a los valores más humanos de entre los humanos.
He tardado demasiado en el empeño, en llegar, quiero decir, a estas conclusiones, pero me he conciliado al fin con mi carne y con mi cuerpo y les considero definitivamente mis amigos, junto con el mundo y el demonio, hasta en su día cantar así a la carne:

Mi carne no es distinta de mi alma, / mis caricias y la ternura / que late en mis adentros / y brota a flor de piel, / cuando a mi lado pasa otra carne cálida y cercana. / Mi carne es mi mejor amiga, / aun cuando haya tardado tiempo en descubrirlo.

5 comentarios:

Xoán González dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Xoán González dijo...

Estoy de acuerdo contigo en lo de "Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tu cuerpo es pa darle alegría y cosa buena..."... pero ¿qué hacer cuando el cuerpo no ayuda? (Nick Vujicic, síndrome de enclaustramiento...). Nuestra cultura idolatra la cultura del cuerpo... ¿pero acaso no somos algo más que cuerpo?...El saber popular dice que no se le puede dar al cuerpo todo lo que pide, al contrario: "poca cama, poco plato y mucha suela de zapato".
Un abrazote amigo.

Luis del Pozo dijo...

Este cuerpo que tanto nos sorprende esta formado por materiales reciclados de aquella famosa explosión de más de 3 millones de años y, sin embargo, es la inspiración de todas las artes, el recipiente de todas las sensaciones y, para más INRI, cuando se aproxima a otro cuerpo, también de materiales reutilizados, vibra, vuela y…
¡Ángel lo reciclado no debe de ser tan malo, visto lo visto!

Un fuerte abrazo y gracias por hacernos pensar y disfrutar.

Nanete

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Hola amigos:
Querido Xoan, ni borracho como una cuba se me hubiera ocurrido ponerle de fondo a mi artículo esa canción ,"dale a tu cuerpo Macarena..." que detesto, , así que no iban por ahí los tiros, ni tampoco lo de idolatrar al cuerpo. No, no es eso.
Querido Luis, gracias por alargar mi texto de forma tan original,profunda y bella. Has estado inspirado.
Un abrazo a los dos por estar ahí.

Anónimo dijo...

Veo bien la amistad con el cuerpo y con el mundo, con lo del demonio no lo tengo muy claro. Que la canción no guste vale pero alegria y cosa buena al cuerpo, siempre y sin culpa alguna, que ya pasó la época de los cilicios por dios!. Bueno,y no entro en la purificación de lo cuerpos en el purgatorio que aún no se lo quieren cargar (para un buen artículo que se lo dejo para Ángel)se debieron quedar agotados ya quitando el Limbo. Un abrazo a todos