lunes, 1 de marzo de 2010

ENVEJECER COMO PROBLEMA



Quisimos almibarar el tema del envejecimiento, negando que sea problema, y casi todos caímos, sin querer queriendo, pendiente abajo, añadiendo nuestros discursos y nuestros mejores deseos en multitud de casos, alejados de la realidad por no detenernos fríamente a analizar los hechos, muchos de los cuales abiertamente problemas, y enfrentarnos a ellos para tratar de darles la mejor de las soluciones.

Veamos:

Es un problema para aquellos que se jubilan, empiezan a envejecer, no saben qué hacer con un tiempo que se les va de las manos y sin saber a qué dedicar unas largas horas tan preciosas. Urge para ellos encontrar el camino contrario al vacío, al aturdimiento, a la monotonía gris del aburrimiento y a la nada como compañía inseparable.

Es un problema para quienes hablan de la vejez con conmiseración, orgullo, desprecio y hasta risas chabacanas sin darse cuenta de que a la vuelta de la esquina van, en el mejor de los casos, a pasar por esos mismos senderos y no quisieran, por nada del mundo ser tratados así. Un problema a corregir con urgencia para dar la talla contraria a la miopía y la sandez.

Es un problema para todos aquellos, una gran mayoría de políticos que, desde el paternalismo, hablan de NUESTROOOOOOS MAYOREEEEEES como si fueran de su propiedad ejerciendo unas políticas que les daría vergüenza si se usaran con sus padres o con ellos mismos. Urge cambiar el discurso, las estrategias, los programas, el tic lelo y aprovechado, sólo dispuesto a la foto ante elecciones inminentes.

Es un problema para todos los mayores que sólo por el hecho de ser mayores y haber cumplido años creen que ya tienen la vida resuelta, el compromiso agotado y sólo esperan verlas venir y ver lo que otros hacen, programan, cocinan y crean. No escurrir el bulto, dar otra imagen infinitamente más activa, productiva, dinámica y creadora se me antoja prioritaria como respuesta, reto y acicate y ver que además de problema es una hermosa oportunidad.

Es un problema para una sociedad que sólo cree que el futuro es de las nuevas generaciones, de los niños y los jóvenes, porque lo tienen a raudales y suyo es el porvenir, sin darse cuenta de que el lema: el futuro es nuestro, vale para todo bicho viviente y sólo creando un caldo de cultivo cálido y rico para todos, será mejor el presente y mucho mejor el futuro para quienes tengan el privilegio de disfrutarlo.

Es un problema para todos aquellos que tienen una ridícula pensión, a los que no hay forma de que llegue a fin de mes por mucho que estiren los euros, todos los meses de la larga etapa actual a partir de la jubilación; para aquellos que se sienten más solos que la luna en un cielo frío y en una tierra áspera sin más compañía que la de sus recuerdos de épocas mejores en los que no eran tan invisibles y tenían un quehacer que llevarse a las manos; para quienes se van deteriorando a medida de que van cumpliendo años, la casa se les cae a trozos y no pueden llevar sus huesos doloridos a una residencia que les dé calor y cobijo, porque no están hechas a medida de sus bolsillos.

Es un problema seguir pensando en la jubilación a los 50 e incluso a los 65 con unos parámetros de hace medio siglo cuando la medida de edad en esperanza de vida era muy inferior a la actual y a los 65 y 70 estaban, hombres y mujeres, en un marcado envejecimiento. Y aun cuando haya personas que quisieran jubilarse no ya a los 65 sino a los 40 y 50, habría que entender que puestos así los límites y los deseos ¿por qué no a los 20 y a los 30? Un problema.

Problemas que esperan respuestas inteligentes, solidarias, justas (en cuanto que supone un mejor reparto del dinero), imaginativas y comprometidas.
Lo dejo aquí, así, tal cual, para que este lado de la moneda no tapone el otro lado, cierto también, más esperanzador y positivo que habla de la madurez y el envejecimiento como una gran oportunidad y de la sabiduría de saber convivir con este nuevo fenómeno social.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tuve más remedio que oír, y escuché creo que por educación, como un joven psicólogo,en una charla, venía a decirnos que la jubilación era algo que no debía preocuparnos lo más mínimo (...)
O sea que los últimos 25 años de existencia en la vida de un ser humano no tienen, para esta joven lumbrera, ninguna importancia.
Preparémonos, hasta los treinta, para afrontar el futuro, que parece ser que sólo nos lleva hasta la jubilación. Y después...
¿Después nos sentamos sobre la tapia hundida del corral en el pueblo a esperar a que pase la tía de la guadaña?
El problema de la jubilación está en el propio jubilado que admite que le jubile el calendario y admite que él ya no tiene nada que hacer, "a mí me dan..." ¡No! a ti no te dan nada, a ti te están devolviendo una parte del fruto de tu trabajo. Tu te has ganado el derecho a decidir lo que a partir de eso que, mal, llaman jubilación, hagas lo que te venga en gana. Pero ojo, digo HAGAS, no que dejes de hacer, porque entonces habrá que acudir a la tercera acepción del DRAE que dice...(mejor será que tu mismo lo leas).
Yo, modestamente, creo que hay que empezar a jubilarse el primer día de trabajo y seguir hasta rematar con aquella frase que, antes, se decía en las bodas: "hasta que...
Y como soy muy pesado sólo diré: la autopista por la que desees circular cuando seas mayor, comienza a construirla en tu juventud. No esperes nada de la política, porque esa va por otros caminos.
Señor y señora con cierta edad: no permitas que nadie te jubile...¡A TRABAJAR! En lo que te de la gana , pero a construir tu futuro.

Saludos cordiales abuelos.