sábado, 21 de junio de 2025

LLORAR O SONREÍR




Hay frases de las que no podemos pasar de largo, las diga el mayor de los filósofos y escritores o un futbolista que pasaba por allí un tanto despistado, o no tanto, porque la clavó. Es lo le pasó a Modric, jugador del Real Madrid, al despedirse: “No llores porque se terminó, sonríe porque sucedió”.
No me digas que no vale todo un imperio, más, porque los imperios pasan y esta frase queda. Y la necesitamos como agua de mayo en nuestras sequedades, quejas y lamentos en demasía y pareciera que estamos abonados al llanto y crujir de dientes, siempre lo digo te abres un poquito para lanzar alguna de tus dolencias y aparecen como por ensalmo cientos y cientos de intervenciones quirúrgicas, miles y miles de contratiempos y desgracias, y ya no puedes pararlas porque corren por una deriva sin freno.
No llores porque se terminó, sin darte cuenta de que todo tiene su principio y su final. No te des contra el muro. Todo pasa y todo queda, pasa la vida, tu vida, la mía y la de todos, pero queda la miga, la esencia de las cosas dejando huella y la materia querida para el recuerdo. No llores porque la memoria se encarga de recrearlo todo y regalarnos todo aquello como si lo estuviéramos viviendo de nuevo, y más si aquello mereció la pena y no se pudrió en el olvido.
“No llores cuando el sol se ha ido,
porque las lágrimas
no te dejarán ver las estrellas”, cantaba Violeta Parra. Y si el sol se fue nos quedan la noche y las estrellas que son tan bellas.
Y no sigas llorando porque lloraste mucho y lo pasaste muy mal cuando aquello sucedía. Ahorra lágrimas por si vienen más ocasiones torcidas, pero celebra en el intermedio y no te olvides de ello cada instante.
Sonríe, más bien porque sucedió, aunque terminara, y deja de lamentarlo, quédate con todo lo bueno y hermoso que fue sucediento y tú ya lo disfrutaste. Quédate con aquellos momentos inolvidables, felices, de plena satisfacción que le dieron hondo sentido al vivir.
Sonríe y agradece a quien corresponda que aquello tan hermoso acaiciera. Y es seguro que corresponde a mucha gente que algo o mucho tuvo que ver, porque nadie es una isla solitaria y a él no solo se le deben únicamente los méritos de lo dichosamente sucedido.
Aunque si hay que llorar, se llora, aunque seas el macho alfa de la manada, los valientes también lloran, y los ricos, y los más afortunados..., las lágrimas a tiempo generan bienestar, ternura, sensibilidad a flor de piel y deben ser bienvenidas.
Pero por encima de todo, reír, sonreír, para estar bien con uno mismo, con los otros y con la vida que nos ha dado tanto, tantas veces, y ha permitido que nos hayamos hecho a imagen de los dioses que no es moco de pavo ni futilidades de tres al cuarto. Sonreír porque sucedió todo aquello que te hizo tanto bien, y tantos momentos que se han quedado bien guardados en lo mejor y más querido de la memoria.
https://youtu.be/q6c7ev6GfsA?si=-vtuJHhMnABCSV76 Vanesa Martín - Un canto a la vida (Video Oficial

3 comentarios:

Una alumna dijo...

Es mucho lo que pides Ángel.Tendré y tendremos que esperar un poco. Claro que estamos contentos con lo que sucedió, pero ahora déjanos llorar un poco porque se acabó...y lo queríamos tanto...

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Sí, es bueno y sano llorar, pero lo justo, porque la vida sigue y hay que vivirla y apurarla. Que tu memoria de él sea larga

Anónimo dijo...

Muchas gracias profe.Un abrazo.