sábado, 10 de mayo de 2025

¿DEJEMOS DE BUSCAR O BUSQUEMOS SIN CESAR?

 




Leo siempre a Juan José Millás y con frecuencia está sembrado, aunque a veces se va por los Cerros de Úbeda de una imaginación calenturienta que no me llega, y estando de acuerdo con una de sus últimas columnas “Dejemos de buscar”, en líneas generales, me asaltó rápidamente la idea contraria, tan potente como la del gran escritor, que tanto admiro, pero ahí está la esencia de la lectura, caminar por el camino trazado o iniciar uno nuevo, crear y recrear, aprender, innovar, disentir.
Estoy de acuerdo con el artículo en su inicio: “Para encontrar las cosas, lo mismo que para encontrar a las personas, hay que dejar de buscarlas”. Y pone el ejemplo de las llaves perdidas que aparecen cuando menos te lo esperas o la tarjeta del banco, añado yo, que anulas y a los cinco minutos aparece como riéndose de tus prisas aceleradas.
Pero voy a mi pensamiento contrario que me parece tan interesante y verdadero y más en consonancia con el activismo, al que prefiero, que con la pasividad, aunque ya sé que tiene su aquel y su “dolce far niente”, nada despreciable. Porque hay que buscar y no rendirse, porque buscando se halla, las cosas no vienen, en general hacia nosotros, que la inspiración te encuentre trabajando decía Picasso, y yo mismo les digo a mis alumnos de los talleres de escritura creativa, alumnas en su mayoría, que si queremos coger el hábito de la escritura y su disfrute no hay como estar a la búsqueda y captura constantes, con todos los sentidos abiertos y el alma predispuesta y despejada, y las ideas llegan cuando escuchas algo en la calle, o en la carnicería haciendo cola, o lees un verso o escuchas una canción o subrayas algo de lo que estás leyendo y te llama la atención para ir a favor o en contra...
En qué quedamos. ¿Dejemos de buscar o busquemos sin cesar? Tú mismo, tú misma. Quizá las dos cosas, disfrutar del tiempo de ocio-tiempo libre-vacaciones, como del trabajo en sus mejores facetas de libre, voluntario y gozoso. Ahora bien, si quieres que tu jardín tenga flores y tu huerto buenas hortalizas hay que ponerse las pilas, trajinar, buscar, agacharte y levantarte, y en el caso de querer crear, escribir, pintar, cocinar... tienes que estar con la misma tensión del cazador cuando se pone a dar con la mejor pieza, porque es claro desde aquello del paraíso, cuidar el jardín cuesta sudor y estar encima de las tareas mil que conlleva su atención. Y si queremos alegría y satisfacción plenas, estas están mucho más de lado de la actividad que del ahí me las den todas sin dar un palo al agua, por acudir al refranero que a veces acierta.
Es bueno y placentero tumbarse a la bartola, pero no tiene color en comparación con los colores que le salen al jardín bien trabajado y el gusto de verlo hermoso.
Nota no tan al margen: “Tras la transformación científica que se inicia en el Renacimiento, gracias al trabajo conjunto del ingenio y la destreza manual podemos transformar la realidad, modificarla, adaptarla a nuestras necesidades. El ser humano no es un objeto pasivo, sino un artífice, un creador, casi un demiurgo, pues inventa, construye alumbra”, nos dirá Rafael Narbona en el espléndido libro “Maestros de la felicidad-Un viaje por la historia de la filosofía”, en el que me hallo leyendo con mucho disfrute.
Ya terminada, me parece una obra maestra.
https://youtu.be/JRFPT7cnnYE?si=FdPwL48KUTc5Mie0 Frederic Chopin (?) - Joie De Vivre (Ojo: Es muy hermosa, aunque parece que no es de Chopin, sino de George Davidson.

No hay comentarios:

Publicar un comentario