sábado, 28 de diciembre de 2024

“UNO SOLO TIENE AQUELLO QUE DA”

 

“Uno solo tiene aquello que da” es un verso de un villancico “DON DIN, DIN DAN” de Agustín García Calvo que compuso y cantó Chicho Sánchez Ferlosio. “A contratiempo” se titulo el disco en el que se incluye esta canción villancico.
Vuelvo sobre este verso porque da mucho de sí, y no se le puede despachar a la primera de cambio.
Es una frase que va abiertamente al corazón, en contra de la corriente, ni nos educaron así ni seguimos aprendiendo motivados por esa manera de decir y pensar. Si lo damos nos quedamos sin ello y si no hacemos más que dar nos quedamos en los huesos, es decir sin nada. Ahí está. No hay más.
¿No hay más?
Vayamos al fondo de la cuestión a donde es necesario ir. Si nos consideramos a la manera de silos, paneras, contenedores, almacenes, paraísos fiscales... está claro que tenemos lo que almacenamos, atrapamos y más si aseguramos bien el contenido, nuestra pasta bien contada, pesada y medida al milímetro. Otra cosa es si nos consideramos por encima de la mirada, concentrada en nuestro ombligo, y hablamos de valores y virtudes que nos conducen a la solidaridad, generosidad, altruismo, elemental sensibilidad ante medio mundo que pasa hambre y la misma fuerza en su esencia de la acción de dar, entregar, darse y entregarse. Y es cuando se puede entender perfectamente que uno solo tiene aquello que da porque lo que da, y el hecho mismo de dar pesa infinitamente más que lo dado, puramente materia presta para ir directamente a los silos, las paneras, las contenedores, los almacenes, los paraísos fiscales, poco más que forraje, elementos que jamás podrán ponerse a la altura de las virtudes y valores que enumerábamos. ¿O es que se quedaron sin nada cuando lo dieron todo: Jesús de Nazaret, Francisco de Asís, Gandhi, José Mugica y muchos más de esa estirpe? Tuvieron lo que dieron y muncho más.
Quince o veintes años antes de morirse repartieron la herencia a sus seis hijos ante notario y se la dieron con escritura notarial, por lo tanto, ajustándose a la legalidad más estricta, desde una confianza absoluta a sus hijos y la satisfacción de entregar su patrimonio. Y en verdad, solo tenían aquello que daban. Les conocí bien, eran mis padres. Y estaban orgullosos de haber hecho lo que hicieron sin que nadie se lo aconsejara y sin alarde alguno, simplemente nos querían, pero hasta el fondo. Habrá que ir aprendiendo.
Nos queda lo que damos haciendo nido y fuente, algo que da calor y hace nacer los ríos de la abundancia graciosamente regalada, y hace brotar la alegría de los humanos cuando crece en sus vida el amor más absoluto, la hermandad más acendrada, la solidaridad como ternura de los pueblos y sus gentes. Si es cierto que al atardecer de la vida nos examinarán de amor, tiene todo esto algo que ver con lo dicho. Y en cualquier caso es uno el que se examina a sí mismo. Nada que ver con el acopio en nuestros bolsillos alargados sin fin producto de las malas artes, en muchos casos, y en casi todos valorar más el vil metal que la sana virtud del desprendimiento y miras más altas. Hay mucho valor sustantivo en las paradojas, como esta que me parece ejemplar. Las aparentes paradojas suelen esconder una profunda verdad, como esta. O como esta que pone el Dic. de la RAE como ejemplo: “Mira al avaro, en sus riquezas, pobre”. No tiene nada porque nada da. Y por eso mismo es el más pobre. Pues eso.
https://youtu.be/BUiVcjDngJI?si=CQXdxk9kmLL3tZrZ Las Tres Grandes - Yo Vengo a Ofrecer Mi Corazón (Primera Fila [En Vivo]) Eugenia León, Guadalupe Pineda y Tania Libertad

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