"Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende".
Es posible y probable que conozcas este texto y el libro en el que se incluye. Es de Eduardo Galeano, “El libro de los abrazos”, que si tuviste la suerte de leer es seguro que te encantó y si no lo has leído con este breve texto te darás cuenta de que es una joya.
Me gusta comenzar las primeras sesiones de los talleres de lectura y escritura creativa con este texto para que cada cual reflexione sobre qué fueguito es él o ella, ellas: siempre son muchas más en este tipo de actividades, por qué será. Y lo escogía como ejemplo de lectura activa. A continuación les regalo una piedrecita, un canto rodado de río rodado entre montañas, para preguntarnos qué nos dice, ¿nada?, ¡qué grave! ¿De dónde viene, a donde va, cuál será su final?, es seguro que seguirá ahí cuando nosotros no estemos...
Pero volvamos al texto delicioso de Galeano en donde podemos ver con gran precisión los fuegos, fueguitos, que vemos en la sociedad actual y a nuestro alrededor:
Porque cada persona brilla con luz propia entre todas las demás y como bien dice el escritor uruguayo: No hay dos fuegos iguales, todos venimos de donde venimos y somos hijos e hijas un tanto del azar y ciertamente de padres, madres y maestros que nos enseñaron lo suyo. Fuegos grandes y fuegos chicos, de fuego sereno y de fuego loco con solo ir a la calle, y no digamos a la pantalla de la tele, como fuegos bobos, bobos-bobos de baba, que ni alumbran ni queman y están estorbando siempre; y otros... ay, qué gustazo, y menos mal: arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende, exacto, no deslumbran, sino que nos encienden y hacen que brote en nosotros el mejor de los fuegos, esos que iluminan a todos y dan calor sin mirar demasiado a quién y su color y su estatura y sus diferencias.
Y ahora, tras este repaso, no te vayas, por favor, yo no me voy, y trata de verte y sentirte reflejado en este formidable retrato-propuesta hasta dar con el tipo de fuego que te define más y mejor: Fuego grande, fuego chico, fuego sereno, fuego loco, fuego bobo, fuego que arde con pasión y calienta y alumbra...
https://youtu.be/DiNyXWBvrTo BACH AIR Anne Akiko Meyers & Wendy Chen
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