viernes, 6 de diciembre de 2019

ÚLTIMOS RAYOS DEL SOL DE LA TARDE


Se acaba de ir el último rayo de sol que entraba por la ventana en donde escribo, y doraba, con el color del membrillo del otoño recién estrenado, los libros y un poto en agua colgando en la pared. El último rayo como un cuchillo se fue yendo como golondrina por el cielo intensamente azul, y he tenido que dar la luz del flexo. Las tardes se van acortando hasta quedarse en nada durante los próximos meses, a la espera de que lleguen los primeros días de enero en donde el sol comience a regalarnos más horas de luz.
La lección del sol es diáfana: da luz, calor y vida a la tierra, este nuestro querido planeta, todos los días del año y así durante miles de millones de años, a todos, ricos, pobres y mediopensionistas, de izquierdas, derechas, a Donald Trump y a todos sus seguidores e imitadores, que no aprenden de él, lo que es una desgracia planetaria, pues a este paso se llegará a hacer sombra al mismo sol, fuente de vida y armonía entre los seres, porque no entienden o no quieren entender que tenemos las horas contadas para enmendar la plana y así salvar este nuestro hogar: la tierra, suya, nuestra y de todos los seres vivos. Acabo de leer, esta misma tarde, que el famoso actor Harrison Ford donará 18 millones de euros para salvar la Amazonia: "Mi casa está en llamas. Y solo tenemos una casa", ha dicho. Lección y ejemplo.
Irá disminuyendo la luz de la tarde, pero por fortuna, la rueda del tiempo no para y en menos, ya, de tres meses, volvereremos a ver, y disfrutar, cómo se irán alargando las tardes y cómo la luz volverá con la misma pasión y contento de todos los comienzos de año. Pero ahora es ahora, carpe diem, y es bueno prepararse para disfrutar de la noche oscura y silenciosa y que en el silencio de las noches también haya claridad en el alma, como cuando es de día, la oscuridad no tiene por qué estar reñida con la luz. Y a pesar de todo el sol nuevamente llegará a su hora.
Te lo diré, mejor, con Juan Ramón Jiménez:
Allá en el fondo
de mi biblioteca,
el sol de última hora, que confunde
mis colores en luz clara y divina,
acaricia mis libros, dulcemente.
Aquí, donde templo mi espíritu entre libros y músicas, despido cada tarde al sol de última hora, que ha acariciado mis libros y mi mirada, a la espera de otro amanecer para darle los buenos días y seguir con él celebrando la vida, desde el interior de la casa que se ha vuelto en este otoño de fríos y lluvia más acogedora.
... https://youtu.be/4rV0y4syKvQ Madame Butterfly. Coro a boca cerrada. G. Puccini

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