viernes, 23 de agosto de 2019
TRES O LA ALEGRÍA DE LA HUERTA
Son la alegría de la huerta y a la huerta van: mula, hombre y mujer. Y van alegres como unas castañuelas a punto de tocar una bonita melodía. La mula con la cabeza bien alta como si llevara un puñado de plumas, alegre, ligera y confiada. Lleva a cuestas a sus amos con la satisfacción del deber que le asiste. Él contradice a las costumbres del lugar, lleva camisa blanca y limpia -no tiene ni una sola arruga-, y va leyendo el periódico del día, lo ha recibido del kiosko al pasar y este de los rotativos de la noche todavía caliente con las noticias del día. Y ella feliz, por dos motivos, o tres, el primero porque ha dejado todo lo de la casa en orden, porque va a recoger la cosecha y porque va a la sombra de su marido, muy segura, y se siente reina mucho más que por un día.
Pareciera que anunciaran algo grande y hermoso, y es, en verdad, lo que realmente parece. Porque anuncian la alegría de vivir, de cumplir con lo que les ha tocado en suerte, que no es mucho, pero para ellos es la mejor lotería: hijos, salud, amor y trabajo, y dejar constancia de que hay que estar documentado y puesto al día, mientras van al campo, ahora le bastan los titulares, cuando se pongan a almorzar y disfrutar del primer descanso ya tendrá tiempo de ir al grano, al fondo de las noticias y las historias que más le atraen. Ella le hará la pregunta clásica y eterna: qué pasa por el mundo y ambos harán la crítica pertinente y su valoración personal, mientras avanza el día, la mula come la paja y la cebada de su fiel compañera fiel y querida cebadera y la pareja bien avenida y felices de ir llevando la casa, la humilde hacienda y los hijos de la mejor manera que saben, empeñados hasta las cejas para que sus hijos sean más que ellos. Y ellos saben de qué va la cosa.
Nota no tan al margen: Una vez más, el amigo fiel y magnífico cronista de Valoria la Buena, José Antonio Trejo, me retó con su proverbial buen hacer y delicada invitación a que pusiera algunas palabras, de las mías, a esta imagen, parece ser que le gustan, y que él, si se pone, hasta lograría, por lo menos, un soberbio soneto. Así que, dicho como Josean lo dice, no tuve más remedio que tirarme a la piscina de cabeza. Y salí de ella cuando di por terminado este breve discurso.
... A este trío seguro que le va esta dulce y preciosa melodía:
https://youtu.be/nwXY0II9-Mo. Tú, óyela, por favor, y nos dices..., si lo tienes a bien, claro. Gracias.
Publicado por
ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ
en
13:36
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