miércoles, 11 de octubre de 2017

LA CASA DE LAS PALABRAS


La semana pasada comenzamos un nuevo curso, el octavo, de los talleres de lectura y escritura creativa, este año bajo el título de “La casa de las palabras”, a donde acudimos, semana tras semana, con ilusión redoblada y renovada, porque tenemos más motivos: ya nos es familiar, más llevadera, más entrañable, más cálida y más cercana.
Con un hilo conductor: Las cosas, los seres y los días. Aquello que nos rodea y que tenemos más a mano comenzando por los cuatro elementos de la naturaleza:
TIERRA, AGUA, AIRE Y FUEGO
Para los sabios griegos eran los cuatro elementos de la naturaleza que conformaban todo lo existente.
El árbol, los cantos rodados, esa piedra pequeña y ligera que nos habla y a la que contamos historias, el río, la lluvia, la primera y última vez que vi el mar, el aire y los buenos aires o los no tan buenos vientos, el fuego, los fuegos..., caminos y encrucijadas, la plaza, el cielo, los cielos de nuestra Castilla, el fuego, el vino... y poder medir la espesura de cada momento al aire de los días y el tiempo que nos devora y nos hace y la muerte a la que empezamos a mirar con entereza, arrojados todos los tabús y miedos infantiles y adultos al infierno de la nada, más como amiga que como enemiga..., más todo aquello que vaya aflorando a lo largo del curso, porque la inspiración y la entrega a lo que llevamos entre manos nos abren el paso y nos invitan a comentar, profundizar y debatir, y cualquier noticia de interés, como la muerte de un escritor importante o los homenajes y premios que reciben los más valiosos de la tribu literaria siempre tendrán cabida en todos los rincones de esta casa.
Por eso no olvidamos la estupenda frase del poeta Luis García Montero:
“La literatura es un hecho hospitalario. Una casa para entrar”.
Así que bienvenidos, les dije, queridos amigos, entrañables amigas, ya lo sabéis, la puerta está abierta, pasad a la casa de las palabras, vuestra casa y la mía.
Estaban las caras de siempre, ¡cómo se agradece que vuelvan! atraídos, por el calor que, entre todos, hemos conseguido, la calidez que aportamos y las muchas páginas de los grandes de la literatura que degustamos, como el mejor de los platos, y que compartimos cuando descubrimos alguna columna periodística, o algún relato que se sale de madre en bueno, o alguna novela recomendable que comentar, lo de siempre..., y gente nueva que les ha atraído el taller, por curiosidad, porque quieren seguir leyendo y aprender a expresarme mejor y a dominar un poco este arte difícil, pero que no lo es tanto cuando nos ponemos a ello con interés, pasión y dedicación, ¡cómo se agradece que los grupos se renueven y entre savia nueva en los talleres! Bienvenidos todos, no, no se me ha pasado el femenino, que tengo un enorme respeto a las feministas, y admiración, aunque sean muchas más las mujeres, muchísimas más, qué bueno y qué bien se está entre ellas, porque siendo escrupulosos y correctos con el lenguaje, en el “todos” ya estáis, incluidas “todas”, lo indiquemos expresamente o no.
Lo dicho: la puerta está abierta.
No va a ser todo hablar de Cataluña, que ya está bien, porque nos olvidamos de aspectos fundamentales de la realidad.

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