viernes, 31 de julio de 2015

NOS ROBAN HASTA LA INDIGNACIÓN


Se lo escuché hace unas noches en la tertulia de la SER al famoso periodista y tertuliano Miguel Ángel Aguilar y me pareció, aunque a veces divaga demasiado, una de sus muchas genialidades, cuando valoraba las últimas declaraciones de Pedro Casado, que, de paso, diré que está más guapo cuando está callado y no como una máquina a toda pastilla escupiendo palabras, quien vino a decir lo que ya hemos escuchado hasta la saciedad por muchos de sus colegas de partido, ante los casos de corrupción, ahora de la trama Púnica: “Estamos abochornados, indignados y avergonzados”, y fue Aguilar y soltó la genialidad, no me digan que no lo es: Por favor, la indignación es nuestra y hasta eso nos quieren robar. Cito de memoria.
Efectivamente, somos nosotros, los ciudadanos de a pie, con todo derecho, los que estamos abochornados y avergonzados, pero sobre todo indignados. Y más cuando se ponen de perfil, y mucho más cuando señalan con el dedo a otros, y tú más, cuando estamos hablando de ellos, porque si hay que hablar de los otros ya lo haremos cuando toque, que aquí nadie debe irse de rositas, ni yo mismo, y más cuando nos cuentan el cuento de las manzanas podridas, porque eso es un cuento y no es toda la verdad, el problema no es que haya algunas manzanas podridas, que son muchas, no nos engañen, sino que es el gusano el que pudre y contamina, es el gusano que se halla en la misma cesta, en el sistema, que no permite la transparencia, el verdadero control, el trabajo de los funcionarios, técnicos e interventores que siempre tuvo la administración en su puesto y que ahora siguen estando, pero parece como que no estuvieran.
¿Quiere un consejo Sr. Casado? Ya sé que no me lee, y que ni me escucharía si me tuviera al lado. Habla Vd. demasiado. Haga caso a Miguel Ángel Aguilar y dígaselo a los suyos, principalmente a Rajoy, Cospedal, Santamaría, Hernando, Aguirre, González Pons, a todos los ministros, que no nos roben la indignación, que nos pertenece. Laven la ropa, la suya o la de los suyos, que huele por lo sucia y corrupta y dejen de mirar a las estrellas y al tendido pidiendo votos. Y cuando esté limpia como los chorros del oro, hablamos, y si hay que indignarse nos indignamos todos juntos.
Más aún: se lo pido por favor, no nos digan que a Vds. nadie les da lecciones de ética, cuando todos, incluidos Vds., estamos tan necesitados de ética y de estética, ¿por qué van a ser Vds. más que los demás?
Más aún: no vuelvan a comportarse como lo hicieron cuando apareció la Gürtel, como si aquello no fuera con Vds. Iba con Vds. Eran Vds. No todos, menos mal.
Así que lo dicho: no nos roben la indignación que es lo último y lo poco que nos queda.
Ah, y gracias, Miguel Ángel Aguilar, muchas gracias, maestro, por permitirme chupar rueda.

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