domingo, 17 de mayo de 2015

LAS FASES DE LOS MÍTINES


El lado bueno de la vida puede hallarse en contrarrestar vacíos de gran tamaño como los de algunos políticos en tiempos de elecciones:
• Albert Rivera, ha dicho que sólo quienes hayan nacido en democracia, que él mismo fijó en el año 1978, fecha de la Constitución, pueden liderar el cambio político. Calculen: menos de 37 años.
La edad biológica no define nada, hay que buscar otros derroteros, Sr. Rivera. Demasiada miopía para asegurar que los hombres y mujeres de 40, 50, 60, 70, 80 y más no están capacitados para la regeneración de este país. ¿Solo los jóvenes?
• María Dolores de Cospedal, al contrario, confundiendo el culo con las témporas, dijo lo que nadie de la antigüedad proclamó: que los dioses cuando querían castigar a un pueblo mandaba a gobernarles a gente joven.
¿No habíamos quedado con Rubén Darío en aquello de JUVENTUD DIVINO TESORO?
Sra. de Cospedal: ¿Solo los adultos y los viejos?
• Pedro Sánchez va y afirma sin que se le ponga la cara roja de vergüenza que “lo mejor ha venido siempre del PSOE”, ni debió de inmutarse ante tamaña bravuconada. Debería leer mil veces y copiarlas otras tantas el consejo de El Quijote a Sancho: “Llaneza, muchacho; no te encumbres, que toda afectación es mala”.
No pretendo que digas lo peor, pero tampoco lo mejor. ¡Llaneza, muchacho!
• Esperanza Aguirre suelta por su linda boca lo que no debe y enseguida tiene que disculparse, día sí, día también. Es costumbre de la casa: "Si Carmena estuviera en Inglaterra, ya no sería candidata", y dice Ignacio Escobar: “Es vergonzoso que una política como Esperanza Aguirre –capaz de decir, sin rubor, que su número dos, Francisco Granados, no era en realidad de su confianza– exija dimisiones a los demás cuando nunca ha asumido su propia responsabilidad”. Sí, es vergonzoso. Más aún, pienso yo que de la una a la otra va como del cero al infinito, y no exagero. Una saca lo peor de uno y la otra lo mejor. Esa es la cosa.
• Rajoy se atreve a proclamar: “Si el PP gana, la gente será más feliz”. Con frases así, de simples, ñoñas, vacías, huecas, inanes, vanas, triviales, insulsas..., a miles en boca de este buen señor, se escribiría un diccionario antológico simple, ñoño, vacío, hueco, vano, trivial, insulso, manido... y así hasta el infinito del mar de los sinónimos. Y quizá como nunca, o como siempre, necesitamos discursos sabios, potentes, plenos de contenido y verdad, profundos, trascendentes, originales...
• Los rifirrafes entre Esperanza Aguirre y Pablo Iglesias adobados hasta las cejas de insultos no es el mejor camino para el gobierno de un país ni la aldea más pequeña, por lo que habría que castigarles al rincón y no dejarles salir hasta que pidieran perdón al respetable por ensuciar el paisaje y presentaran algún proyecto conjunto de regeneración y tolerancia.
• Y me voy a mojar: las frases que me reconcilian con lo mejor de mí mismo son las de Ángel Gabilondo, Manuela Carmena, Luis García Montero, Ángeles Caso, Fernando Delgado...
(Ah, y yo si mandara algo en los políticos, que no es el caso, les obligaría a que se aprendieran y no olvidaran jamás la frases espléndida de Juan Carlos Onetti: “Las únicas palabras que merecen existir son las que mejoran el silencio” y de Montaigne: “Mentir es un vicio terrible. Lo único que nos une y nos hace humanos son las palabras”).

1 comentario:

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Quise decir: LAS FRASES DE LOS MÍTINES, NO LAS FASES, aunque también vale, perdón.