martes, 26 de mayo de 2015

AYER, EN CASTILLA, VI EL MAR



No, no es la dársena del Canal de Castilla, porque para mí fue el mar que yo vi, por primera vez, en mi infancia, pero sí, es la dársena del Canal de Castilla en Medina de Rioseco.
De niño las cosas no son como son, sino como el cerebro, a la altura de las estrellas, las pinta y comienza a hilvanar la vida. De mayor ese niño se olvidará de su potente imaginación y las tardes serán grises, el río un cauce de lodo turbio y las nubes sombras, nada más, que ocultan la luz o el granizo. Menos mal que vuelve y vuelve y logra encontrar su sitio en los aposentos de la memoria y los entresijos de la piel.
Me llevaban algunas veces mis tíos, ellos, que eran estanqueros, iban todos los meses a por la saca y la Expendeduría de Tabaco estaba enfrente de la Fábrica de harinas.
El maestro solía ponernos de tarea, con frecuencia, una redacción con el título: Lo que hice ayer, que yo, en aquella ocasión, cambié por éste: AYER, EN CASTILLA, VI EL MAR,
Me parece que le gustó, porque me dijo: “bien, muy bien, siéntate, el próximo día que vayas a Rioseco, aunque no te lo pida, haces otra redacción”.
En aquel espaldarazo de un maestro sabio se encuentra con seguridad el germen de mi amor a la literatura y a la creación literaria. Gracias, maestro, gracias, don Julián.

Foto de Mª Jesús Prieto

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