martes, 28 de octubre de 2014

LA REBELIÓN DE LAS MASAS



Sólo hizo falta que alguien se diera cuenta de la domesticación borreguil a la que habían sido sometidos y de la irracionalidad agresiva del látigo para que un pequeño grupo se levantara en armas de paz y rebeldía, diciendo NO a tanta violencia.
Poco más tarde se alzaron todos con andar erguido al tiempo que el tirano con el látigo vencido y humillado lamía el polvo a ras del suelo, muerto de miedo, herido en su soberbia de siglos y autoridad maldita.
Todo dictador triunfa porque a su alrededor nacen cientos y miles de dictadorcillos, sino ¿de qué?
Y es que cuando se levantan todos, hasta los muertos resucitan, como escribió atinadamente César Vallejo, y los dictadores lamen el suelo y se tragan el polvo que despiden los sublevados.

Nota no tan al margen: ¿No habría que decir, igualmente, NO, de una vez, a tanta corrupción?

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